Argentina se llevó un histórico empate en su debut en el Mundial femenino en Francia. Después de 12 años sin presencia en Copas del Mundo, y de haber caído en sus seis partidos mundialistas anteriores, igualó 0-0 con el poderoso Japón, campeón del mundo en 2011 y subcampeón en 2015. Como para encarar con ilusión lo que queda pero al mismo tiempo alegrarse por este paso que quedará grabado por siempre.
Los primeros minutos mostraron un libreto dentro de lo previsto: Argentina a la espera con un sólido bloque defensivo y a la espera de algún contraataque y de lo que pudiera generar Estefanía Banini de mitad de cancha hacia adelante y de que Jaimes capturara alguna pelota perdida para empezar a ilusionarse.
La pelota era casi siempre de las japonesas, que fueron las primeras en llegar a fondo con una entrada por derecha de Nakajima, quien sacó un tiro cruzado suave y desviado que no llegó a empujar ninguna delantera.
Hasta la media hora de juego, la arquera Yamashita prácticamente no había tocado la pelota, aunque tampoco le había tocado sufrir demasiado a la argentina Correa. A Japón le costaba penetrar la muralla albiceleste, donde mandaban el orden y el entusiasmo para ir con todo a buscar cada pelota. Desde las centrales Barroso y Cometti hasta la delantera Jaimes, que se tiraba a los pies y trataba de hacerles sentir el rigor físico a sus rivales.
Y así, sin demasiados sobresaltos, Argentina se fue al vestuario con un empate sin goles que premiaba su sacrificio y dejaba la incógnita de si podría aguantar 45 minutos más con su misión de anular al poderoso adversario.
Ya en el segundo tiempo, Japón salió a presionar con más decisión en busca de la victoria. A los 5 minutos tuvo la que hasta entonces era la chance más clara del partido cuando Correa dejó un rebote corto ante un tiro lejano y Sugasawa remató por arriba desde un costado del área chica. Y a los 10 llegó otra todavía más neta, cuando tras una buena combinación Yokoyama remató apenas desviado en buena posición.
El asedio de Japón era incesante, aunque a los 19 minutos Argentina consiguió elaborar algo parecido a un contraataque, entre el buen toque de Banini y un taco de Jaimes que descolocó a la última línea nipona. Pero todo terminó cuando la defensa trabó el remate de Jaimes. Era poquito, pero servía para descomprimir. Mucho más cuando a los 27 minutos se produjo el primer remate franco de Argentina al arco en todo el partido y la arquera controló el tiro de Bonsegundo.
Encontró cerca del final algunos tramos de tranquilidad Argentina. Con el buen manejo de la incansable Banini, que cuando conseguía entrar en contacto con la pelota le daba buen rumbo y hacía jugar a sus compañeras. Japón empezaba a sentir la frustración de haber ido al frente todo el partido con escasos resultados.
Así llegó el final, con Argentina aguantando un resultado histórico y el alivio con el cierre. El próximo compromiso será el viernes a las 16 contra Inglaterra, que en su debut le ganó 2-1 a Escocia, en teoría el rival más débil del grupo.
Ahora habrá que ver cómo sigue el sueño de las argentinas en Francia, pero nadie podrá robarles esta alegría. Más allá de que Japón está lejos de sus mejores tiempos y atraviesa una etapa de recambio -este año solo le había ganado un amistoso a Brasil por 3-1 en la She Believes Cup-, el punto conseguido ante un rival de gran prestigio significa un hito imborrable. La chance de clasificarse sigue abierta y más viva que nunca. Pero lo conseguido alcanzó ya para quedar en la historia.
Fuente: Clarín.