En diálogo con LV12, Conrrado Kresani, nos cuenta que de niño entraba en los talleres mecánicos curioso por aprender el oficio de la mecánica. A los 8 años le preguntó a un pastor adventista, al que le habían donado una moto Mival 80, si quería que la arreglara, y así fue como aprendió y se fue apasionando por la mecánica, por todo tipo de motor a explosión, más precisamente la bicimoto, su especialidad.
Hoy en Tucumán, es el único mecánico que se dedica a armar bicimotos, tarea y trabajo que proclama instintiva, ya que la misma no posee manual. Conrrado, quien hoy tiene su taller en calle Ecuador 3590, Barrio Kennedy, nos cuenta que las bicimotos que él realiza salen de lo que el llama “engendro”, aquellas bicicletas que la gente tiene en desuso y las tira en una chatarrería.
Apoyando su trabajo y la noble función de las bicimoto, Conrrado cuenta que tuvo muchas motos de grandes marcas, de aquellas que dejan sorprendida a las personas que las ven, pero aun así, afirma que terminan quedando obsoletas.
Y sigue: “En cambio, la bicimoto es muy raro romperla. La que yo tengo tiene más de treinta mil kilómetros, voy despacio y, entonces, no corro riesgo de tener un accidente. Además tiene otra característica, cuando vos tenés una bicimoto, la gente te saluda, te mira, le caes simpático a la gente. Imagínate, vos podés transportarte a cualquier lado, rápido y no haces una contaminación del espacio, es mínimo. Vas a la estación de servicio y puede estar parado un BMW, un Porsche y la gente te va a mirar a vos en la bicimoto”.
En la búsqueda de saciar sus dudas en el oficio, Kresani consulta internet para ver y conocer trabajos de colegas, estilos de construcción, cada vez que en la cotidianeidad de su trabajo se le presenta alguna moto de la que él no tenga conocimiento. O como dice el, también recurre a mecánicos amigos, quienes ayudan sin problema, ya que el ambiente del mecánico es agradable y generoso.
Su conocimiento por la mecánica lo llevó a enseñar su oficio a jóvenes, en barrios tucumanos como La Costanera, Villa 9 de Julio y Las Talitas. En memoria de aquél tiempo, Conrrado recuerda que sus alumnos le decían que no iban entender nunca la mecánica y él les respondía: “dos o tres veces que vos veas como yo lo desarmo y lo vuelvo a armar, te explico las herramientas y vos vas a entender cómo funciona. Y efectivamente salían armando y desarmando, muchos hoy tienen su taller mecánico o están trabajando con lo que tiene que ver con la mecánica. Entonces, no es complicado, la mecánica es como armar un rompe cabezas tridimensional”.
Y concluye: “Enseñar fue una de las mejores cosas que hice y es necesario apostar por la gente, darle oficio y así evitar muchos males”.