SALUD |

Cuando el embarazo no llega sobreviene la culpa, la tristeza y la presión social

Recibir un diagnóstico de infertilidad puede dejar a muchas parejas en shock, y la mirada del afuera suele volverse una influencia negativa, que no colabora en la asimilación de la noticia ni permite transitar el camino de búsqueda de un hijo con la calma que el proceso requiere.

La planificación familiar (de las familias ajenas) es de esos temas en los que la gente gusta de opinar. Cuando una pareja no tiene hijos, preguntan ¿para cuándo? Cuando tienen uno, ¿para cuándo el hermanito? Y así.

Emprender la búsqueda de un hijo es de las decisiones que más cuesta tomar a la mayoría de las personas. Y cuando ese hijo no llega, tomar la iniciativa para realizar una consulta con un especialista en fertilidad primero, y emprender el camino de estudios médicos y tratamientos después, suele poner a flor de piel sensaciones y sentimientos difíciles de congeniar.

"Al recibir el diagnóstico de infertilidad, los pacientes se verán enfrentados a un sufrimiento emocional por no poder lograr ese deseo que tanto anhelan: ser padres. En estos casos, el deseo de maternidad/paternidad se vive de forma diferente a la imaginada: se hacen esfuerzos, se pone empeño, se utilizan todos los recursos y 'ganas' disponibles, y el embarazo, aun así, no llega". La licenciada en Psicología María Villamil es responsable de la Unidad de Psicología del Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI) Buenos Aires y confió a Infobae que "frente a esta situación, el paciente suele entrar en un estado de shock, produciendo un desequilibrio que desencadena una crisis a nivel emocional y un estado de alarma constante".

"Actualmente sabemos que entre el 25% y el 65% de los pacientes que realizan un tratamiento de reproducción asistida van a presentar en algún momento síntomas de ansiedad, depresión, culpa o aislamiento social, entre otros", sostuvo la especialista, para quien, "en términos de emociones y sentimientos, los principales que aparecen al momento afrontar la infertilidad son temor a no lograr la paternidad y/o no recuperar el control sobre el propio cuerpo; culpabilidad por no poder darle el hijo tan esperado, tanto a la pareja como a los familiares; vergüenza por ser distintos y sentirse fallados; enojo y rabia al ver que otros logran el embarazo; incertidumbre por no saber cuándo va a llegar el bebé; ansiedad ya que se escapa al control de los pacientes; tristeza por no poder lograr aquello que tanto anhelan y pérdida de control sobre el propio cuerpo".

Además, las personas que sufren algún tipo de problema de fertilidad suelen aislarse socialmente, evitando compartir su situación con su círculo de amigos y familiares. Es fundamental que cuenten lo que están viviendo y expresen cómo se sienten para ir aliviando la carga de estrés que genera toda la situación.

Fuente: Infobae

Dejá tu comentario