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Cumbre del Clima se alarga en plan de consensuar un acuerdo

La presidencia de la COP25 recurre a España para que influya en las negociaciones sin resolución por la falta de ambición de países y mercados de carbono.

Los representantes de los casi 200 países reunidos en la Cumbre del Clima en Madrid, que debía haber concluido el viernes, continúan intentando consensuar un acuerdo para dar por finalizado el encuentro. Aunque se celebra en España la COP25 —como se conoce a esta cumbre de la ONU— está presidida por Chile, que tuvo que renunciar a que se desarrollará en Santiago por las protestas y movilizaciones.

Tras el rechazo de los primeros borradores del acuerdo final, Carolina Schmidt, la ministra chilena de Medio Ambiente, que ejerce la presidencia de la COP25, multiplicó las reuniones con los países para impedir que la cumbre fracase. Se presentaron ayer nuevos borradores, sin embargo, siguen sin generar consenso.

La reunión se trabó en las negociaciones sobre cómo se debe poner en marcha el Acuerdo de París, firmado en 2015. Las diferencias se centraron en cómo insistir a los gobiernos a presentar planes de recorte de gases de efecto invernadero más duros de los previstos hasta ahora, y cómo deben articularse los futuros mercados de intercambio de derechos de emisiones de dióxido de carbono (CO2).

En este punto existe una división evidente. A un lado están la Unión Europea (UE) y otros países, varios latinoamericanos, que apuestan por pedir más ambición contra el cambio climático e instar a todos los Estados a revisar al alza sus planes de lucha contra el calentamiento en 2020.

Al otro lado, se sitúan China, la India y algunos países africanos y petroleros que prefieren que en la declaración final se incida más en lo que no se ha hecho en cuanto a adaptación; básicamente, reprochan a los países desarrollados que no aporten lo suficiente a los en vías de desarrollo para que puedan adaptarse a los impactos negativos del cambio climático. La presidencia de la COP trató de conciliar estas dos posturas en los borradores que ha presentado durante la noche del sábado a los delegados.

Sin embargo, durante el día las ONG han criticado la marcha de la cumbre con fuerza. “Nunca he visto una desconexión tan grande entre la ciencia y lo que piden los ciudadanos y los negociadores de una cumbre”, ha resumido Alden Meyer, miembro de Unión de Científicos Preocupados.

El otro enorme escollo en la COP25 es la negociación sobre los mercados de carbono, un asunto que tienen importantes implicaciones económicas para los Estados y las empresas.

En este caso, la ministra Carolina Schmidt ha sido la que ha asumido el mando de esa negociación. Convocó una reunión a puerta cerrada a los ministros y máximos representantes de la UE, China, India, Australia, Brasil, Arabia Saudí y Japón para intentar cerrar un pacto. En un extremo de esta negociación se sitúa la UE, que dice no estar dispuesta a aceptar un pacto que no fije reglas duras y seguras para garantizar que este tipo de mercados no se conviertan en un coladero de proyectos poco claros o de doble contabilidad de las emisiones de efecto invernadero que se ahorren con este mecanismo. Al otro lado, están China, India, Australia y Brasil, que cuentan con muchos derechos de emisión acumulados desde el Protocolo de Kioto, el pacto que será sustituido por el Acuerdo de París, a los que le quieren dar salida a partir de 2020.

FUENTE: El País

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