El entrenador de los Pumas no renuncia a su estilo y confía en que lo mejor se verá en el Mundial 2019; asegura que "ya se están notando los resultados de un proyecto que crece".
Hourcade asumió como entrenador de los Pumas a fines de 2013 y el andar del equipo no fue el mejor, hasta que en el último Mundial terminó cuarto, con señales claras de evolución. Pero los cañones apuntan a 2019. En el Mundial de Japón debería verse en esplendor las ideas y estrategias que hoy se desarrollan. Al menos así lo sostiene el propio técnico, un hombre con una vida íntegramente dedicada al rugby. Pasó por Universitario de Tucumán, la selección de esa provincia, las juveniles argentinas y Portugal hasta desembarcar en los Pampas XV donde conoció a la mayoría de este plantel que tiene hoy en los Pumas. Vinculó el deporte con el trabajo de oficina -lo hizo en un banco durante años- y de chico hasta fue niño cantor de la lotería. Pero todo eso es pasado para un entrenador que no se guarda nada. Elogioso cuando debe, duro y crítico cuando la situación lo merece.
-¿Cómo llega el equipo?
- Creo que venimos bien. Fueron duros los últimos minutos con Nueva Zelanda. Terminamos con una diferencia que no se correspondía con el partido que se estaba jugando. Soy un convencido de que estamos bien encaminados, pero fue un cachetazo duro. Es probable que juegues diez veces y pierdas las diez contra los All Blacks, pero no creo que estemos 35 puntos abajo. Sí que hay ciertas cosas que tenemos que rever.
-¿Qué cosas sentís que se tienen que revisar?
-Aspectos del partido. Tenemos desgastes en momentos que no son necesarios. Hay secuencias de juego que son muy largas y buenas, pero que a veces terminan sin puntos. Después, hay momentos donde queremos jugar cuando no están dadas las condiciones. Ahí tenemos que saber discernir, saber elegir lo que sea lo mejor para el equipo.
-¿Y qué rival imaginas para el sábado?
-Los Wallabies son el equipo que más variantes tiene. Ataca con mucha gente, es impredecible. Vos sabés lo que van a hacer los All Blacks, pasa que lo hacen perfecto. Australia venía mal, de seis derrotas seguidas, y le ganó a Sudáfrica. Si bien fue sin jugar como pueden, retoman confianza. Lo veo duro.
- Constantemente decís que este proyecto apunta a 2019. En ese camino, ¿dónde están parados hoy?
-Nos planteamos objetivos a mediano y largo plazo. Mediano era el Mundial pasado, largo es el próximo en Japón. Para el año pasado nos tuvimos que armar con un rugby que estaba aguantando, problemas en el calendario, jugadores en Europa que durante meses jugaban a algo y acá queríamos otra cosa. Estábamos probando en los Pumas. Ahora, con el Super Rugby toda esa rotación y evaluación se hace ahí. En el seleccionado juegan los mejores. Apuntamos a un Japón 2019 donde creemos que la capitalización de todo eso que está pasando con la franquicia se dará en los Pumas. ya se están notando los resultados. No de triunfos, sino de un proyecto que crece.
- ¿Te preocupa o le prestás atención al reclamo de resultados?
-Siempre queremos ganar, ¿eh? No hay equipo que salga a perder. Uno prepara los partidos para eso, no para que sea digno. El rival también juega. Igual, no voy a cambiar lo que tenemos proyectado por un resultado. Estamos enfocadísimos en el juego. Creemos que mejorándolo, la consecuencia directa será obtener ese triunfo. Hace años decían que era imposible llegar al Rugby Championship o al Super Rugby. Si hoy piden resultados es que ven la posibilidad de conseguirlo. Pero ojo, no me puedo desviar del camino, hay otras cosas que me preocupan un poco más.
-¿Hoy tenés los jugadores y el plantel para llevar adelante todo esto que decís?
-Para nosotros fue fácil convencer a estos jugadores. Cuando comenzaron en el Plar, alineamos una forma de pensar y de ejecutar el juego. Fue más difícil con los experimentados, que tenían un temor lógico. Hacerlos socios de la idea fue más complicado, hasta que vieron entrenamientos, partidos, que ciertos jugadores tenían mejores destrezas y hasta físico que algunos que jugaban en Europa. Se convencieron. Al fin y al cabo, a todos le gusta este tipo de juego, los identifica.
-¿Qué estilo de juego es el que elige Hourcade?
-La Argentina está en el hemisferio sur, un rugby de mucha dinámica, de poca gente en los puntos de contacto, a diferencia del norte. Tenemos la obligación de jugar de esa manera. Y este estilo coincide con lo que a mí me gusta. Quiero ese juego, no sólo desplegar, sino también agruparse cuando hay que hacerlo, pero siempre con dinámica y velocidad. No me gusta plantear la estrategia a partir del error del otro. Quiero que mi equipo se divierta, que la toquen todos, que se juegue al rugby.
- Se ve no sólo una comunión entre los jugadores sino también en el cuerpo técnico. ¿Cómo se logra?
-Tengo una forma de liderazgo horizontal. Para eso deslindo responsabilidades. Tenés un staff de entrenadores que te acompañan (ver aparte). Cuando Germán (Fernández) entrena las destrezas, el entrenador de los Pumas es él, no yo. La base es la confianza. Hay una autocrítica permanente, hablamos sin tapujos. Creemos en marcar los errores, no para individualizar, sino para crecer. Lo hacemos nosotros y con los jugadores. Estamos juntos 20 horas al día, estamos todos locos (se ríe). No podríamos hacerlo sin trabajar en equipo.
-¿Hay cortocircuitos?
-Discutimos mucho, no es armonía. yo muchas veces me encierro o me voy. Cuando quiero matar a alguien me alejo, todos se quedan laburando. Hay que saber conocerse, y cuando estás en sintonía negativa, te vas. No ayudás así.
-¿Y cómo hacés para desconectarte de todo esto?
-Tengo una vida tranquila y familiar. Pero esto es parte de mi vida. Lo importante es tener equilibrio, eso es fundamental.
(La Nación)
MS