Si la selección croata ha sido una de las protagonistas durante la celebración de este Mundial de Rusia su presidenta no lo ha sido menos. En el vertiginoso camino de los Modric, Rakitic o Mandzukic hasta el segundo puesto de la máxima competición del fútbol mundial, Kolinda Grabar-Kitarovic ha vivido de forma apasionada cada jugada, cada toque de balón, y este domingo se deshacía en efusivos abrazos, más allá de protocolos, con unos jugadores que han hecho historia al disputar su primera final mundial. En las redes sociales recibió elogios por su cercanía y su calidez, que mostró no solo a los jugadores de su selección, sino también a sus rivales que acababan de hacerse con la victoria.
La final se convirtió en una fiesta en el palco de autoridades, que compartía con su homólogo y rival Emmanuel Macron y su mujer, Brigitte Macron. No en vano Francia, que logró al final inclinar el partido a su favor, llevaba 20 años sin ganar una Copa del Mundo. Macron se dejó llevar con efusivos gestos de júbilo en mangas de camisa. Y a la hora de la entrega del trofeoambos se calaron hasta los huesos bajo un inteso aguacero. Solo Putin llevaba paraguas.
Pero el fervor hincha de la presidenta de Croacia ha sido una constante durante todo el Mundial y no ha pasado desapercibido en las redes sociales ni en los medios internacionales, donde ya se venía comentando. Desde que comenzó la competición apenas se ha quitado la camiseta de cuardros rojos y blancos, y se pagó de su bolsillo el viaje a Rusia en clase turista para animar desde las gradas en los primeros partidos como la que más. También ha ejercido de embajadora sin importarle el foro: en la cumbre de la OTAN les regaló una camiseta de su selección al presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, y otra a la primera ministra de Reino Unido, Theresa May.
Grabar-Kitarovic ya es conocida en su Croacia natal por su carácter apasionado y su devoción patriótica. No en vano esta veterana política ha participado en la construcción del estado desde su creación en 1991 tras la cruenta guerra civil de la antigua Yugoslavia, a pesar de que su familia apostaba por el exilio. Desde aquellos tiempos es miembro del Partido Conservador HDZ (Unión Democártica Croata) que luchó por la independencia. "Era el momento de quedarse y creer en el país", dijo en una entrevista.
Se trata de una mujer de mundo, con una formación cosmopollita que obtuvo desde su infancia: gracias a un programa de intercambio de estudiantes con Estados Unidos cursó la Secundaria en Los Álamos, Nuevo México. Tras graduarse en 1986 regresó a Croacia donde en la Universidad de Zagreb se licenció en 1992 en una triple licenciatura de Inglés, Español y Literatura. Habla croata, inglés, español y portugués y dicen que entiende también el francés, el alemán y el italiano.
En 2015, con 50 años, se convirtió en la primera mujer presidenta de un país balcánico. Casada desde hace 22 años con Jakov Kitarovic, tiene dos hijas, Luka y Katarina, y es considerada por la revista Forbes como como una de lasmujeres más poderosas del mundo, en el puesto 39. Sus referentes en política son mujeres fuertes, como Margaret Thatcher o Angela Merkel, y uno de sus principales objetivos es llegar a integrar a Croacia en la Unión Europea en 2020. Se ha criticado la dureza de algunas de sus medidas contra la inmigración, como la denegación de permisos de asilo o una ley que prohíbe prestar ayuda a personas en situación ilegal.
Fuente: Hola