La imagen de un padre y su hija ahogados al cruzar el río Bravo captura la tragedia de quienes arriesgan todo para vivir en los Estados Unidos. La imagen representa una conmovedora muestra del peligroso recorrido que los migrantes enfrentan en su paso rumbo al norte hacia Estados Unidos, y de las trágicas consecuencias que a menudo transcurren de manera invisible en el escandaloso y ácido debate sobre la política fronteriza.
El Doctor Eduardo Fernández Guzmán, profesor investigador de la Universidad de Guanajato en México, analizó el fenómeno migratorio México-Estados Unidos.
Para contextualizar, en primera instancia, el especialista en Migración Internacional, consideró importante dar a conocer algunos números con respecto al circuito migratorio más dinámico e histórico del mundo.
"México y Estados Unidos es el circuito migratorio más dinámico y antiguo del mundo. No hay antecedentes y precedentes históricos en el siglo XX que tengan estas dimensiones de la migración México-Estados Unidos. Se dice actualmente que existen de 12 a 15 millones de mexicanos que nacieron en México radicándose en los Estados Unidos. Eso significa la cantidad exacta de la inmigración de inmigrantes a Alemania. De 12 a 15 millones de mexicanos viven en Estados Unidos, lo que representa el 4.9% de toda la migración internacional", precisó.
Si tomamos una dimensión de la cantidad enorme de mexicanos, Fernández Guzmán calificó como "tremendo" el fenómeno que se está registrando. Para ser más preciso, agregó que "el corredor migratorio India-Emiratos Árabes Unidos, que es el segundo a nivel internacional, representa el 1.4% de la migración internacional. China que es el segundo país de migrantes en los Estados Unidos, tiene 2.1 millones, le sigue la India con 1.9 y Filipinas con 1.8 millones".
"Estamos hablando de una migración tremenda porque acá es del 8 al 10 por ciento de toda población mexicana que se está radicando en los Estados Unidos", indicó.
Además, agregó que "de todos los millones de migrantes mexicanos que viven en el extranjero, el 98% vive en los Estados Unidos".
Para analizar el fenómeno de la migración México-Estados Unidos, dijo, además que se necesita tener una visión histórica de largo plazo y concatenar diferentes estructuras que están presentes. "Por ejemplo no podemos descatar que la industria de la migración se ha desarrollado de manera muy fuerte en México a través de los polleros, las agencias de viajes, el cambio de Visas, etc, que han dinamizado mucho el fenómeno de la migración", señaló.
Además, cuando se analiza desde adentro la migración "vemos que hay elementos subjetivos intangibles, simbólicos, históricos que le dan una dinámica tremenda al fenómeno de la migración"
El especialista remarcó que "para poblaciones de alta intensidad migratoria no es tanto el drama irse para Estados Unidos, buscar el sueño americano constituye un elemento simbólico de status, de permanencia, de movilidad social ascendente, de escala social, de entrar a la jerarquía social de una manera diferente, por lo tanto lo han enquistado y sedimentado en sus estructuras psicológicas y emocionales y eso forma parte de un día a día cotidiano", afirmó.
Agregó, además que existe esa otra parte de la migración que es la migración indocumentada y que en los ultimos años dada la contención fronteriza por el aumento de la militarización de la frontera se ha complicado mucho más la llegada de los migrantes a los Estados Unidos. "Cerrando las rutas tradicionales de pasos se ha complejizado más la situación y así muchos han dado la vida por esa búsqueda del sueño americano, pero aún así no han frenado el fenómeno porque es histórico", remarcó.
Para finalizar, sostuvo que "mientras exista esta densidad geográfica, estas asimetrías de percepción salarial y económicas no van a disuadir al fenómeno de la migración porque también se alimenta por las redes sociales, las comunidades transnacionales, por lo encales étnicos, etc y no los disuaden con políticas de contención fronteriza".
Las últimas semanas han dejado en claro los peligros a lo largo de la frontera, aunque nada ha sido tan gráfico como la muerte de Martínez y su hija.
El 23 de junio, dos bebés, un niño y una mujer fueron encontrados muertos en el valle del Río Grande, al ser superados por el calor extremo. Un niño pequeño proveniente de India fue hallado muerto en Arizona hace unas semanas.
Tres niños y un adulto originarios de Honduras fallecieron cuando su balsa se volcó hace dos meses mientras cruzaban el río Bravo.
La disuasión ha sido la estrategia predilecta entre los funcionarios estadounidenses que buscan frenar la migración, incluso antes de que el presidente estadounidense, Donald Trump, asumiera el cargo.
En 2014, el entonces presidente Barack Obama presionó a México para hacer más después de que decenas de miles de menores sin compañía llegaron a la frontera sur en busca de sus seres queridos en Estados Unidos. Las detenciones en México se elevaron drásticamente con el llamado Programa Frontera Sur.
No obstante, Trump, desde el inicio de su campaña electoral, ha convertido el combate a la inmigración no autorizada en una pieza central de su presidencia.
Su gobierno ha intentado criminalizar a aquellos que ingresan a Estados Unidos de manera ilegal, separó a padres de sus hijos y drásticamente redujo la capacidad de los migrantes de solicitar asilo en Estados Unidos.
Más recientemente, su gobierno ha impuesto un plan para enviar a miles de solicitantes de asilo de regreso a México para esperar sus audiencias ante la corte.
Bajo la presión constante de Trump, México ha aumentado su propio cumplimiento de las leyes migratorias en los últimos meses.
Este esfuerzo se aceleró en las últimas dos semanas como parte de un acuerdo que el gobierno de López Obrador logró con Washington para evitar aranceles potencialmente paralizantes a los productos mexicanos.
Hasta el 24 de junio, el gobierno mexicano había desplegado a más de veinte mil elementos de las fuerzas de seguridad a las fronteras sur y norte para intentar impedir el paso de personas migrantes no autorizadas hacia Estados Unidos, dijeron funcionarios.
No obstante, expertos en derechos humanos, activistas a favor de los migrantes y analistas de seguridad advirtieron que la movilización podría llevar a los migrantes a recurrir a rutas más peligrosas en su esfuerzo por llegar a Estados Unidos.
A pesar de todas las políticas de línea dura, cientos de miles de personas continúan encaminándose en el peligroso recorrido hacia Estados Unidos desde Centroamérica y otros lugares.
Sin embargo, por cada persona que decide comenzar el recorrido migratorio, ya sea a pie, a bordo de camiones de carga o sobre el techo de vagones de tren, el miedo de lo que queda atrás es mayor que el de lo que viene más adelante.
Algunos buscan escapar de pandillas que han paralizado a la región y asesinan indiscriminadamente. Otros buscan una salvación económica.
Tal era el caso de Martínez y su esposa, que abandonaron El Salvador a principios de abril en un intento por tener un nuevo comienzo en Estados Unidos, de acuerdo con Jorge Beltrán, un reportero para El Diario de Hoy en El Salvador que entrevistó a algunos de los familiares de la pareja.
“Fueron por el sueño americano”, dijo Wendy Joanna Martínez de Romero, la hermana de Martínez, desde su hogar en El Salvador.
Martínez renunció a su trabajo en Papa John’s, en el cual ganaba 350 dólares al mes. Para entonces, su esposa ya había dejado su trabajo como cajera en un restaurante de comida china para cuidar a su hija.
La pareja vivía con la madre de Martínez en la comunidad de Altavista, un complejo habitacional de grandes dimensiones de pequeñas casas de concreto al este de San Salvador, de acuerdo con Beltrán, el periodista.
Aunque Altavista está bajo el control de las pandillas, la pareja no huía de la violencia, les dijo Rosa Ramírez, la madre de Martínez, sino que era imposible sobrevivir como familia con 10 dólares al día.
En efecto, familiares realizaron una petición al público el 25 de junio para recaudar dinero para que puedan repatriar los cuerpos de Martínez y Valeria. El costo se espera que sea de unos 8000 dólares, una cifra inimaginable para los familiares de Martínez.
Horas después, el gobierno salvadoreño aceptó cubrir el costo.