Pfizer rechazó elaborar un ensayo clínico para comprobar los efectos de su fármaco sobre esta enfermedad y ni siquiera compartió el informe con la comunidad científica.
Un medicamento para la artritis reumatoide podría reducir el riesgo de padecer la enfermedad de Alzheimer hasta en un 64% de probabilidades. Pero hizo falta una investigación de The Washington Post para que este dato se diera a conocer.
La farmacéutica Pfizer decidió ocultar los efectos positivos de su fármaco Enbrel ante la cuantiosa suma de dinero que suponía comprobar científicamente sus efectos sobre la prevención o el tratamiento contra el alzheimer. Desde la compañía, sin embargo, defienden que la información no se difundió por motivos científicos.
Según detalla el rotativo estadounidense, el gigante farmacéutico elaboró un informe interno que concluyó que el antiinflamatorio destinado a tratar la artritis reumatoide podía potencialmente “prevenir, tratar y ralentizar la progresión del alzheimer”.
Los resultados de la investigación fueron dados a conocer en un comité interno de la compañía en febrero del año pasado. Ante las conclusiones del informe, los expertos pidieron a Pfizer efectuar un ensayo clínico para verificar los efectos del Enbrel. Hicieron falta tres años de reuniones internas para que la farmacéutica rechazara invertir los más de 70 millones de euros que costaba llevar a cabo la investigación, en la que debían participar miles de pacientes.
El portavoz de Pfizer, Ed Harnaga, defendió en declaraciones al The Washington Post que la decisión de paralizar las investigaciones fue “exclusivamente científica” porque el Enbrel no tiene un alcance directo sobre el tejido cerebral y, por tanto, las probabilidades de sus efectos sobre la prevención del alzheimer eran mínimas.
La compañía, además, alegó que no difundió los resultados de las investigaciones preliminares porque se enmarcaba fuera de sus “rigurosos estándares científicos” y no tenía la certeza de la veracidad de los informes.
El caso plantea si las farmacéuticas deberían estar obligadas a dar a conocer los efectos positivos de medicamentos no indicados en el prospecto -pese a que no sean negativos- y compartir dicha información con la comunidad científica para el avance de investigaciones que buscan una cura para una determinada enfermedad.
Es por ello que algunos científicos reclaman en declaraciones al Post que Pfizer tenía la obligación moral de haber hecho públicos los resultados de las investigaciones preliminares, pese a que no fueran lo suficientemente rigurosos. “Sería beneficioso para la comunidad científica contar con esa información”, valora el profesor asistente de medicina en Johns Hopkins, Keenan Walker. “Sean datos positivos o negativos, nos aporta más información para tomar decisiones mejor informadas”.
También el investigador del alzheimer y profesor de Harvard Medical School Rudolph E. Tanzi considera que Pfizer debió publicar los informes.