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Uno de cada diez chicos lo tiene ¿Qué es y cómo se trata?

Este trastorno, que compromete la lectura y escritura, es más común de lo que parece y afecta entre un 10 y 15 por ciento de la población mundial.

El alumno se siente desconectado del ritmo de sus compañeros o de la forma que tiene la maestra de llevar adelante la clase. En ese momento, ese chico puede pensar lo peor de sí mismo. Sus compañeros pueden incluso, hacerle bullying porque se demora en copiar, se demora en entender lo que leen o hasta incluso confunde letras, palabras o el orden en el que fueron dictadas.

Si esto sucede en repetidas ocasiones, es clave pedir ayuda profesional, ya que es probable que el chico sufra dislexia. ¿Qué es la dislexia? Es un trastorno de aprendizaje de la lectoescritura, de carácter persistente y específico. Se da en nenes que no presentan desventaja física, psíquica, ni sociocultural y cuyo origen parece derivar de una alteración del neurodesarrollo.

“Cuando hay un retraso lector, escritor, madurativo, de uno o dos años, ahí tienes un síntoma de alarma, lógicamente, el niño tiene algo”.

El principal problema de la dislexia es que no es compatible con el sistema educativo, porque los aprendizajes se realizan a través del código escrito, por lo cual, el niño disléxico no puede asimilar ciertos contenidos. ¿Qué tipo de problemas puede enfrentar? Confusión de letras similares, inversión de palabras, errores de ortografía y puntuación, la omisión o el agregado de letras al leer o escribir; lo que dificulta la lectura y la escritura, y hacen que el chico se frustre.

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Cómo se detecta

“El síntoma de alarma que yo siempre les pongo a las familias es cuando tú tienes a un niño que debería funcionar a la par de sus compañeros de clase, pero no está adquiriendo esos conocimientos. Cuando te dicen ‘no, no está funcionando igual que el resto’, eso, es un síntoma de alarma”, explica a Con Bienestar Iñaki Muñoz, presidente y embajador para Iberoamérica de la Organización Internacional de Dificultades Específicas de Aprendizaje (OIDEA) y presidente de Disfam (Dislexia y Familia).

Lo que definitivamente no hay que hacer es quedarse con los brazos cruzados.

“Cuando hay un retraso lector, escritor, madurativo, de varios años, de uno o dos años, ahí tienes un síntoma de alarma, lógicamente, el niño tiene algo”, continúa Muñoz. Lo importante es que cuando el padre ve que hay un pequeño desfase, y vos sabés que tu hijo está haciendo las tareas cada tarde o noche en tu casa, que se está esforzando, y ese esfuerzo tan grande que está haciendo no se ve reflejado en las notas, ahí es cuando surge la pregunta. ¿Por qué? ¿Por qué falla esto?

Lo que definitivamente no hay que hacer es quedarse con los brazos cruzados, hay que solicitar un diagnóstico, ya sea por la obra social, directamente a un médico, o contactándose con la asociación (Disfam) para que le puedan indicar cuál es el profesional más cercano que lo puede ayudar.

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Disfam es una entidad española sin fines de lucro creada en 2002, integrada por familias con hijos con dislexia, adultos disléxicos y profesionales de diferentes ámbitos que han decidido unirse preocupados y sensibilizados por las dificultades de aprendizaje durante la etapa infantil y adulta, y también por las consecuencias emocionales que este trastorno conlleva.

Iñaki Muñoz les cuenta a Con Bienestar que cuando se inició este camino, allá en España, el desconocimiento al respecto era gigante. Llegaban a decirles que el tema de la dislexia no existía, que se lo habían inventado. Algo con lo que tuvieron que luchar en un principio, pero que después dio sus frutos.

Disfam Argentina se creó en 2013 con el campo más investigado, más trabajado y más concientizado. “Estoy muy orgulloso del trabajo hecho en Argentina puesto que en muy poco tiempo ha conseguido muchas cosas”, explica el fundador y Secretario General de la Federación Española de Dislexia. Dentro de estos avances que él señala, se encuentra la aprobación por unanimidad de Ley Nacional de Dislexia (N° 27.306).

Esta ley es exclusivamente sobre esta temática, a diferencia de la española que se encuentra dentro de la ley educativa general. Es un gran paso el que se dio en nuestro país, y así lo reconoce Muñoz: “Es importante porque la ley está diciendo que reconoce que existe esta problemática en el país, 10 ó 15% de la población lo tiene, que es bastante. Lo que recomienda la ley es una detección temprana, precoz, porque cuanto antes se detecta, antes podemos trabajarla. Y se habla de una obligación de lo que se debe hacer cuando una persona tiene dislexia”.

“Mi padre siempre pensó que había sido un vago y un tonto en el colegio”.

“Yo siempre lo comparo, y que me perdone la persona con ceguera, con el tema de la vista. Yo tengo miopía, si no me pongo las gafas, no veo, no puedo hacer el examen porque no rendiré bien. Pues esto es lo mismo. Yo tengo dislexia, si a mí no me dan mis gafas, que son las adaptaciones, que es aquello que puede hacer el profesor en el colegio para adaptarte tanto la materia como los exámenes, pues yo estoy sin gafas. Eso es lo que la ley reconoce. Si al miope le ponemos las gafas, al disléxico le tenemos que poner esto, esto, y eso”, explica el presidente de Disfam.

“Es importante porque la ley está diciendo que reconoce que existe esta problemática en el país, 10 ó 15% de la población lo tiene, que es bastante.

Además, otro avance importante que se da con esta ley es que si tenés obra social, podés ir y exigirle que te cubran el tratamiento de la dislexia.

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Lo más importante, explica Muñoz, es poner en marcha “esas gafas”. Que serían las adaptaciones no significativas, que son adaptaciones para cualquier niño, sin tener que quitarles materia, sino que adaptándoles el medio. Las significativas son las que realmente te quitan materia para poder llegar. Las no significativas son aquellas que te dicen: “No, tu puedes llegar, pero con estas gafas, con este método tuyo”.

Como el problema en la dislexia está en la lectura y escritura, una de estas adaptaciones sería que utilice la computadora para poder hacer las tareas, igual que el ciego tiene el braille, a los disléxicos les favorece tener una PC porque es audiovisual; o dejarle las tablas para las multiplicaciones; o la tabla periódica para química.

El hecho de la detección precoz no es un capricho, beneficia ampliamente al niño en cuestión, pero así también a su familia. El padre y el hermano de Muñoz tienen dislexia, en ambos casos se tardó mucho tiempo en saberlo. Él, explica que su madre lloraba constantemente por no saber qué le pasaba a su hijo.

“Esos cuatro años fueron infierno para mi hermano porque no sabía qué tenía y se pensaba tonto, y al mismo tiempo fueron infierno para mi madre porque no sabía cómo ayudarlo”. Con ese diagnóstico, y viendo lo que le pasaba al padre, fue recién ahí que se dio cuenta que él tenía la misma patología, años y años después. “Mi padre siempre pensó que había sido un vago y un tonto en el colegio”. Al ser hereditario, se dieron cuenta que la dislexia de Samuel, su hermano, la había heredado de su padre.

Uno de los planes que tiene y que sugiere el español es el de dar charlas en las escuelas. “Siempre que lo he puesto en marcha ha demostrado a la gente que funciona”, indica. Así como existen diversos encuentros de prevención e información en los colegios, él ve como necesidad una charla sobre dislexia.

En su experiencia, vio cómo este tipo de convocatorias generan que luego los niños entiendan qué es lo que le sucede a su compañero, entienden que sus adaptaciones no son un favor, sino que son sus “gafas”, por lo tanto, no sólo no van a discutir que las use, sino que lo acompañarán en ese camino, evitando así el posible bullying al cual se someten, que de por sí existe y es “muchísimo”, según Muñoz.

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Todo va de la mano, una cosa lleva a la otra. “Si tú haces una charla, a lo mejor te salen niños que no sabían que tenían dislexia (algo que le sucedió), al mismo tiempo estás sensibilizando, al mismo tiempo reduces el bullying en el país, al mismo tiempo haces sentir bien al niño y al mismo tiempo lo ayudas con las adaptaciones”, concluye Iñaki, quien se encuentra en el país en el marco de la Gala Benéfica de Disfam Argentina, que se llevó a cabo ayer lunes 21 de octubre en el Hotel Four Seasons.

Para más información, ingresando en www.disfam.org/prodislex accedés a un protocolo gratuito que creó la asociación que funciona como guía de lo que sería indicado que realicen las personas con dislexia. “Recomiendo a las familias que vayan a esta página y que se descarguen según la edad que tiene tu hijo: eso es lo que deben hacer. Es una guía perfecta de cómo se debe actuar en el colegio y en la familia. Si se cumplen estos protocolos, el niño por lo menos fracaso escolar no va a tener”.

FUENTE: tn.com.ar

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