A Cano le llegó el ajuste

Una mirada mordaz después de las elecciones del 13 de Agosto. Por Martín Faciano. Periodista.

José Cano se encargó de mitificar las elecciones del 2015, y supo  adosarle a sus penúltimas derrotas un cáracter épico. Cano, haciendo de si mismo una reinvención simbólica, había pasado de ser el mariscal de una seguidilla de derrotas dignas, a ser el comandante de una épica derrota, sufrida en manos del Frente para la Victoria, en las elecciones provinciales de agosto del 2015.

Pero esta conduntende paliza por 200.000 votos que acaba de propinarle el Frente Justicialista por Tucumán, nada tiene de épico, y a pesar de que eventualmente el frente Cambiemos para el Bicentenario logre acortar sustancialmente la brecha en las generales de octubre, dificilmente José Cano pueda salir bien parado en este proceso que naturalmente tiende a resagarlo en su carrera electoral cuya meta es el 2019.

Hay algo que se rompió hacia adentro de la oposición provincial. Fue quizás a partir del cierre de listas, o a partir del momento en el que se empezó a pensar en la mutación del Acuerdo para el Bicentenario, devenido en Cambiemos para el Bicentenario.

Los militantes de la Unión Cívica Radical, y los dirigentes que integran la coalición política opositora que a nivel provincial no es capaz de trascender las coyunturas electorales, están dejando de creer en José Cano como el dirigente que va a llevar  el espacio político que conforman, hacia el cielo de la Gobernación en 2019. Y lo que sin dudas resulta peor (para él), es que pareciera que el pueblo también ya está cansándose de sus cuentos chinos.

Durante el largo período en el que la oposición provincial viene intentando construir una alternativa de gobierno, la imagen de Cano se ha terminado de convertir en una cara más de esa vieja política que el George Clooney tucumano asegura pretender combatir: Cano - Elías de Perez; Cano - Amaya; Cano - Ávila, fueron las últimas fórmulas que se ensayaron, y dan cuenta de ello.

Quizás, el mismísimo Cano sea la la variable de ajuste y la propia víctima del "cambio" en 2019. Para eso parecieran estar trabajando sus ex compañeros de lista Domingo Amaya y Silvia Elías de Pérez, quienes poco y nada hicieron para que el diario del lunes, diga otra cosa.  Habrá que esperar hasta octubre para ver que postura adoptan el intendente capitalino Germán Alfaro, y su esposa candidata en segundo término, Beatriz Ávila. Si la tendencia no se revierte, la figura de Cano como punta de lanza de la nómina del frente Cambiemos por el Bicentenario, en el marco de una campaña electoral nacionalizada, terminaría siendo un collar de sandías para el alcalde capitalino erigido en jefe de campaña.

 

Capital nacional del antimacrismo

Así como en el último balotaje presidencial, por la cantidad de votos emitidos en favor de Mauricio Macri, la provincia de Córdoba fue bautizada como la capital nacional del antikirchnerismo, bien podría decirse que  a juzgar por los resultados del domingo, Tucumán se convirtió en la capital nacional del antimacrismo. 

Si bien no se puede hacer un paralelo entre ambas elecciones, tampoco se puede pasar por alto el hecho de que, con los números en mano, la provincia peronista que hoy gobierna Juan Manzur se convirtió en el hecho maldito del país macrista. Por eso mismo, los cañones del Gobierno Nacional, apuntarán hacia estos lados, por lo menos hasta octubre, disparando con munición gruesa para intentar revertir un resultado adverso a sus fines. Lejos de sugerir sumisión alguna, desde el oficialismo provincial, con el pecho inflado, aseguran que se trabajará para pincharle el globo a Cano y lograr quedarse con las 4 bancas.

 

¿Y ahora qué pasa?

La pelea por la gobernación del 2019, es una guerra silenciosa que se desató apenas asumió Juan Manzur como Gobernador en el año 2015. Las heridas  resultantes  de aquellos comicios, estarían lejos de cicatrizarse hacia el interior del ex Acuerdo para el Bicentenario, y tanto el cierre de listas como los resultados que arrojarían las PASO, agravarían la crisis interna que se  experimenta puertas adentro (pero que se niega hacia afuera)  del actual frente Cambiemos para el Bicentenario. Habrá que ver si luego de los comicios de octubre la oposición provincial se atomiza o si termina de cohesionarse y consolidarse internamente para llegar al 2019 como una real alternativa de poder.

Por el lado del oficialismo provincial, todo parece indicar que el binomino gubernamental Manzur-Jaldo estaría en condiciones de aspirar a repetir la fórmula para retener la gobernación durante el período 2019-2023. Esto sería, pese a que el ex mandatario y actual Senador Nacional, José Alperovich, haya manifestado sus pretensiones de volver a sentarse en el sillón de Lucas Córdoba.

Al carro del justicialismo provincial todavía le quedan casi dos años para andar y ver como  se van acomodando  los melones de la conducción. Es el mismo período de tiempo en el que el Gobernador Juan Manzur deberá lograr mantener la misma impecable disciplina fiscal que  le posibilitó sostener la gobernabilidad y la provincia económicamente ordenada durante la mitad de su primer mandato.  Es el mismo período de tiempo durante el cual Manzur, con palo de amasar en la mano y el peronismo en sus espaldas, deberá afrontar todos los embates de un Gobierno Nacional que parece empecinado en instaurar su régimen de globos en el Jardín de la Républica.

 

 

 

 

 

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