Durante las festividades de la Virgen de la Merced, el arzobispo pidió luchar contra la pobreza, el narcotráfico y la violencia, siguiendo el ejemplo de María.
El arzobispo de Tucumán, monseñor Carlos Sánchez, presidió las festividades en honor a Nuestra Señora de la Merced, bajo el lema "Con María de la Merced, misioneros del Reino". Los festejos iniciaron con un saludo y homenaje de las agrupaciones gauchas tradicionalistas a la Virgen.
En conmemoración del 212° aniversario de la Batalla de Tucumán. Se realizó una procesión por las calles del centro y la celebración culminó con la misa central en Plaza Independencia, con la participación del gobernador Osvaldo Jaldo.
Monseñor Sánchez, en su homilía, recordó la protección de la Virgen de la Merced a los tucumanos desde la fundación y la importancia de seguir sus enseñanzas de amor y misericordia.
Durante su mensaje, Sánchez explicó que ser "misioneros del Reino" implica vivir los valores del Evangelio en la vida cotidiana, siguiendo el ejemplo de María, la primera discípula que colaboró en la redención de los hombres. Instó a la comunidad a escuchar a los necesitados y actuar con misericordia.
El arzobispo también recordó la importancia de no ser indiferentes ante los problemas actuales, como la pobreza, la violencia y el narcotráfico, alentando a luchar por la justicia, la paz y la fraternidad entre los tucumanos. Asimismo, mencionó la visita de la Virgen de la Merced a las comunidades y familias en el marco de la Misión Mariana Arquidiocesana.
Finalmente, monseñor Sánchez encomendó a la comunidad a la protección de la Virgen, especialmente a los más vulnerables, las familias y los seminaristas, y pidió por el aumento de vocaciones sacerdotales en el Seminario de Tucumán, que celebra 125 años de servicio.
