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Atlético Tucumán: a cinco años de la hazaña de Quito

Tras un problema en el vuelo que casi lo hace perder los puntos, Atlético Tucumán llegó con lo justo y tuvo que jugar con camisetas prestadas de la Selección.

Es de esas noches que quedan en el recuerdo porque, además, cuenta como una hazaña. El protagonista fue Atlético Tucumán, que, un 7 de febrero de 2017, hace cinco años, logró sobreponerse a una deficiente logística en Ecuador y concretó la hazaña de clasificarse a la tercera fase de la Copa Libertadores después de ganarle a El Nacional por 1-0 en el estadio Atahualpa de Quito, al que llegó de apuro por la cancelación de su vuelo chárter desde Guayaquil. El dato de color es que el Decano tuvo que jugar con la camiseta de la Selección Argentina porque no le llegó la utilería. De locos.

La Hazaña de Quito tiene su libro

El partido de comenzó una hora y 28 minutos más tarde del horario estipulado por un inconveniente administrativo del vuelo chárter que debía trasladar a la delegación argentina desde Guayaquil y que provocó la urgente reprogramación de la logística para llegar al estadio Atahualpa. El plantel tucumano había aterrizado en la capital ecuatoriana a la hora que debía empezar el juego y lo hizo sin su propia utilería, por lo que lució la indumentaria del seleccionado argentino que estaba disputando el Campeonato Sudamericano Sub 20 en aquella ciudad.

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Atlético Tucumán: se cumplen cinco años de la hazaña en Quito.

Atlético Tucumán: se cumplen cinco años de la hazaña en Quito.

El Nacional aceptó jugar la revancha vencido el plazo reglamentario de espera pero lo hizo bajo protesta, por lo que reclamó los puntos ante la Conmebol debido a que el visitante se presentó en la cancha pasados los 45 minutos de tolerancia en relación al horario fijado para el pitazo inicial. Claro, ese pedido fue desestima posteriormente. Y con razón. Sin el calentamiento previo aconsejado y con toda la adrenalina generada por los trastornos organizativos, Atlético Tucumán saltó a la cancha y jugó un partido admirable, propio de un equipo experto en partidos internacionales.

Los numerosos hinchas tucumanos que llegaron a la cancha -un grupo quedó varado en Guayaquil porque tenía boleto para el infortunado chárter- apreciaron un equipo decidido a la búsqueda del gol y sin especulaciones físicas por los 2.850 metros de altura sobre el nivel del mar. Los dos goles marcados por El Nacional en el Monumental José Fierro (2-2) empujaron al por entonces conjunto de Pablo Lavallén a tomar el protagonismo del juego desde el inicio, con una postura ofensiva sobre el campo, sostenida a partir del dominio de la pelota. Y tuvo su premio. Porque a los 18 minutos del segundo tiempo, el indomable Fernando Zampedri conectó un frentazo bombeado que se convirtió en el 1-0, después de un desborde de Evangelista por la izquierda, que descolocó a toda la defensa por un desvío en el primer palo.

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El Decano no se metió atrás y siguió siendo protagonista hasta los últimos instantes, más allá de que el local apretaba en la búsqueda del empate, que no llegó. Cuando el uruguayo Andrés Cunha hizo sonar el silbato, los jugadores del equipo tucumano miraron al cielo, luego se abrazaron y fueron hasta la cabecera donde estaban sus hinchas para ofrendar una triunfo para atesorar en las páginas doradas de Atlético Tucumán y, por qué no, del fútbol argentino. Aquella noche, el Decano formó con Christian Lucchetti; Leonel Di Plácido, Bruno Bianchi, Ignacio Canuto y Fernando Evangelista; Rodrigo Aliendro, Guillermo Acosta, Nery Leyes y Leandro González; David Barbona; Fernando Zampedri. Luego ingresaron Cristian Menéndez, Enrique Meza y Mauricio Rosales.

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