DEPORTES | Atlético | dictadura | Día de la Memoria

Atlético restituye su condición de socia a una víctima de la dictadura

Rosa Delia Cabot era socia de Atlético, heredando la gran pasión de su padre, don Carlos Cabot, recordado dirigente de la institución.

"Les queremos informar que Rosa Delia Cabot ha sido fusilada el 3 de julio de 1976, 20 días después de su secuestro". La frase, tajante, golpeó en el corazón a una familia tucumana que llevaba más de 40 años buscando una respuesta. Quién la dijo fue Carlos "Maco" Somigliano, referente del Equipo Argentino de Antropología Forense, que viajó a la provincia especialmente para esa reunión.

Al igual que muchos de los que lean esta crónica, Rosa era socia de Atlético y llevaba los colores del Deca en la piel, heredando la gran pasión de su padre, don Carlos Cabot, recordado dirigente de la institución (fue secretario durante las presidencias de José Salmoiraghi y Julio César Ramos).
image.png

"Rosadelia", como aún le dicen algunos de sus familiares, había sido abanderada en la Escuela y Liceo Vocacional Sarmiento, para luego graduarse de la Licenciatura en Matemática en la Universidad Nacional de Tucumán (UNT). Apasionada y generosa, extremadamente solidaria, despertó desde temprana edad su vocación social y su interés por acompañar y ayudar a quienes más lo necesitan. "Hubo un enero que no quiso venir de vacaciones con nosotros, y prefirió hacer un campamento en una escuela de Simoca, junto a un grupo de compañeros que se puso como objetivo remodelar este edificio, pintar las paredes, arreglar las aulas y acondicionar el patio. Así era Rosa", recuerda su hermano Carlos, en el marco de una nueva conmemoración del Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia.

En aquel viaje al sur de la provincia, Rosa conoció a Ricardo Iwanski, de quien se enamoró y con quien se radicó en Buenos Aires. Allí continuó con su participación en espacios de militancia que le permitían desarrollar la función social que movía sus fibras más íntimas. Y así lo hizo hasta que en la helada y silenciosa noche del 16 de junio de 1976, una bomba explotó en su casa, en la localidad de José León Suárez. Ella fue llevada en un camión en un operativo organizado por las fuerzas conjuntas que componían el Ejército, la Policía y Gendarmería Nacional, y su pequeña hija, Marta, de solo dos años, fue entregada a los vecinos.

image.png

A partir de ahí comenzó el camino de la familia Cabot en busca de la verdad. El gran abanderado fue su padre, don Carlos, que en ningún momento de su vida dejó de tener esperanzas de volver a abrazar a su hija, y recorrió gran parte del país persiguiendo pistas que en todos los casos resultaron falsas.

Con gran pasión, tampoco dejó de seguir a Atlético, de abrazarse con extraños en las tribunas del Estadio José Fierro, ni de defender con ahínco los intereses del club en su rol dirigencial. Viajó a Buenos Aires para cerrar la contratación de Ricardo Julio Villa, y también como representante ante la Federación Argentina de Natación, disciplina que promovió en la provincia hasta convertir a nuestro club en referencia indiscutida de la región.

A 47 años del secuestro de Rosa, el Club Atlético Tucumán tomó la decisión de restituir su condición de socia, homenajeando también a la familia Cabot en reconocimiento al invaluable trabajo de Carlos en pos del engrandecimiento de nuestra institución.

De esta forma, además, desde el club abren la búsqueda de datos e información referida a hinchas y socios víctimas del terrorismo de estado entre 1974 y 1983, invitando a quienes se encuentren en esta situación a comunicarse vía correo electrónico a [email protected].

image.png

Día de la Memoria: las actividades que habrá en Tucumán (lv12.com.ar)

FUENTE: Club Atlético Tucumán

Dejá tu comentario