La final de la Copa América entre Brasil y Argentina en el estadio Maracaná de Río de Janeiro será con público, aunque limitado y con examen negativo de Covid-19, según lo confirmaron fuentes diplomáticas luego de que la Conmebol emitiera un pedido especial para que el partido decisivo albergue a una cantidad limitada de hinchas de ambas selecciones.
Se implementará un sistema similar al que presentó la final de la última Copa Libertadores, entre Palmeiras y Santos. Aquella vez -en el mismo escenario- se permitió el ingreso de público hasta el 10% de aforo y no se informaron consecuencias sanitarias tras el evento.
De esta manera, el Maracaná quedará habilitado para albergar a unos 7.800 espectadores, aunque no cualquiera podría acceder a un ticket para poder presenciar la final de la Copa América. Según trascendió, la Conmebol apunta a quedarse con la mitad de esos lugares para tener un gesto con los patrocinadores y sponsors que bancaron el torneo, mientras que el otro 50% se distribuiría en partes iguales entre la CBF y la AFA, quedando alrededor de 1.950 localidades por asociación. El dato a tener en cuenta es que ni una sola de esas entradas se pondría a la venta.
Buena parte de ellas estarán destinadas a familiares y allegados de los futbolistas que puedan viajar a Brasil para presenciar el partido. En caso de que hubiera un remanente de entradas, serían repartidas entre los argentinos residentes en Río de Janeiro.
Los requisitos para acceder a una de las entradas son: presentar un PCR negativo y usar barbijo en todo momento y tendrán prioridad aquellos que hayan recibido la vacuna contra el Covid-19.
De este modo, se cumple el gran anhelo que tenía la Conmebol, desde incluso antes de que comenzara la competencia, cuando todavía siquiera se sabía si iba a poder disputarse. Desde siempre el organismo rector del fútbol sudamericano quiso que las autoridades dieran el OK para que los estadios albergaran cierto porcentaje del aforo, y ahora, a dos días del partido decisivo, logró conseguirlo.
Que sean las selecciones de Brasil y Argentina las que van a disputar el partido por el título, el sábado a las 21 horas en el Maracaná, probablemente haya influido para que lo que antes era un no rotundo de parte de las autoridades de Río de Janeiro ahora sea sí.