Amal Clooney tiene un discurso potente como incómodo. La destacada abogada especializada en derechos humanos mueve sus influencias en los más altos niveles. Y lo mismo denuncia los crímenes que perpetra el Estados Islámico delante de las Naciones Unidas que en televisión. Esta batalla, la esposa de George Clooney, la piensa pelear en todos los campos y por ello está bien armada.
"Desearía poder decir que estoy orgullosa de estar aquí. Pero no lo estoy. Me da vergüenza, como defensora de las Naciones Unidas, que los Estados estén fallando en prevenir o incluso castigar el genocidio. Todo porque se podrían ver perjudicados sus propios intereses". Así lanzó su primer dardo Clooney el pasado viernes frente a la ONU. Más tarde durante una entrevista en exclusiva con la cadena NBC,—que se emitirá hoy— la letrada dejaba aún más clara su posición frente al EI. "No es suficiente [la propuesta de bombardear al EI]. De esta manera no acabas su propósito. Tu puedes matar a los individuos, pero ese acto solo servirá para que sus seguidores lo utilicen como propaganda para reclutar a más adeptos", sentenció.
Y es que si algo tiene claro es que si se hace frente al EI de manera correcta e inteligente, este nunca va a desaparecer. "El Estado Islámico puede volver a formarse bajo un nombre diferente. Necesitas cambiar la narrativa para cambiar la mente de las personas. Quienes los siguen han recibido un lavado de cabeza. Yo creo que una manera de actuar en contra de ellos es exponer la brutalidad de sus acciones y su corrupción", añadió en la entrevista con la periodista Cynthia McFadden.
A esta batalla la defensora de los derechos humanos, de 38 años, le ha puesto rostro y nombre. Se llama Nadia Murad y tiene 23 años. La joven vive como refugiada en Alemania pero antes de huir de Irak fue secuestrada por el EI durante tres meses. Clooney lanzó el pasado fin de semana una campaña internacional para denunciar las más de 3.200 mujeres y niñas que están atrapadas en manos de la milicia terrorista. Su propósito principal es llevar ante el Tribunal de La Haya el caso de Murad e instó que los crímenes contra ese colectivo sean tipificados como genocidio y combatidos por la comunidad internacional como tales.