Ambos porcentajes son los más altos de los 80 países que participaron en las últimas pruebas PISA, indica el informe, titulado “Celular en el aula: uso, distracción y aprendizajes” .
Por citar otros países que restringen el uso de teléfonos en las escuelas figuran Brasil, Francia, Italia y China, así como algunos estados de Estados Unidos y Alemania, entre otros.
En 2024 la Ciudad de Buenos Aires decidió regular el uso de celulares en la escuela. Desde agosto del año pasado, en las escuelas primarias y los jardines de infantes de CABA los estudiantes no pueden usar celulares durante las clases ni en los recreos. En las secundarias, los teléfonos deben estar guardados durante las horas de clase “excepto en las actividades pedagógicas planificadas”. Otras provincias como Salta también aprobaron normas para restringir el uso de dispositivos, mientras que una medida similar podría sancionarse en Tucumán.
Según un estudio realizado en CABA difundido por el Ministerio de Educación," varios hábitos se modificaron entre los alumnos: el 57% afirma que presta más atención en clase y un 47% conversa más con amigos, mientras que el 41% se aburre más. En tanto, el 96% de los directivos y el 98% de los docentes consultados considera que el uso de celulares dificulta la atención y participación de los estudiantes".
“Las investigaciones son contundentes: la presencia del celular en el aula tiene efectos distractivos y perjudiciales.
Otro docente señaló “En buena hora somos más cuidadosos con el celular en el aula. Estamos atravesando un período de turbulencias psicosociales incubadas por la presión del FOMO (miedo a perderse algo), la insana socialidad digital, en donde los que más sufren son las infancias y adolescencias”.
“No hay que perder de vista que la escuela debe asumir la responsabilidad de dotar a nuestros chicos de las capacidades para sus proyectos de vida y ejercer la ciudadanía digital con autonomía. Regular el uso no es sinónimo de abstinencia”.
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El informe se basa en conclusiones de :
*Andrea Goldin (investigadora del CONICET y el Laboratorio de Neurociencia de la Universidad Torcuato Di Tella), María Sol Alzú y Leyre Sáenz Guillén (del Observatorio de Argentinos por la Educación).
*Fabio Tarasow, coordinador del Proyecto Educación y Nuevas Tecnologías (PENT) de Flacso.
* Alejandro Artopoulos, director del Centro de Innovación Pedagógica de la Universidad de San Andrés.