El caso que involucra al uruguayo Pablo Laurta en la provincia de Córdoba generó conmoción en los últimos días, luego de que se confirmara el asesinato de su expareja y su exsuegra, el secuestro de su hijo y el hallazgo de un cuerpo decapitado en Concordia, Entre Ríos.
Ante ese dato, nace un interrogante: ¿qué puede llegar a pasar por la mente de un hombre que determina quitarle la vida a una mujer? LV12 habló con la psicóloga Milagros Argañaraz, investigadora doctoral del CONICET y miembro de la Comisión de Género del Colegio de Psicólogos de Tucumán, para analizar la mente de quien asesina por razón de género.
“En lo vamos de octubre ya van nueve femicidios en todo el país, esto nos lleva a la importancia de hablar de estos temas. La psicología tiene mucho que aportar al respecto y no busca homogeneizar a las personas, cada uno es único y tiene distintos rasgos de personalidad, por ahí es más difícil hablar de un único perfil para las personas que generan agresiones y finalmente terminando con la vida”, aseguró.
La prevención es clave para evitar femicidios
La profesional señaló que, si bien no hay un patrón cerrado, sí se pueden reconocer factores comunes: “Si podemos establecer algunas características generales que atraviesan a todos, la violencia es un comportamiento aprendido, pude o no hacerlo. También pensemos que las situaciones conflictivas forman parte de la vida cotidiana de las personas, pero no necesariamente todo conflicto acaba en violencia y mucho menos en la muerte de las personas”, expresó.
En ese sentido, subrayó el papel que desempeña la sociedad en la formación de conductas violentas: “Por ahí la cultura machista o misógina, la concepción de las mujeres como inferiores, como ciertos estereotipos de género que cuando no se cumplen exacerban comportamientos violentos, como el caso del doble femicidio en Córdoba”, advirtió Argañaraz.
Por último, remarcó la importancia de trabajar en la prevención y la comunicación temprana para evitar que los conflictos escalen: “Podemos trabajar en la prevención, con una puesta al diálogo de las situaciones que nos pasan para que no terminen en casos de violencia. No todas las personas que terminan haciendo un femicidio tienen un perfil con alguna patología psiquiátrica, es importante ver caso a caso”, concluyó.