La decisión política del Fondo, empujada por Estados Unidos, tiene como principal objetivo aliviar la situación económica de Ucrania, que enfrenta a Rusia desde febrero de 2022. Vladimir Putin quiere anexar a Ucrania y ejecutó una invasión ilegal que es rechazada por la Casa Blanca y sus socios del G7.
Estados Unidos apoya el esfuerzo bélico de Ucrania -armamento, inteligencia y logística-, y ahora decidió aliviar su situación financiera global. En este contexto, el board del FMI aprobará la poda de los sobrecargos para respaldar a Ucrania, y detrás de ella se alinearán Argentina, Costa Rica, Ecuador, Egipto, Pakistan, Jordania y Kenia.
Los sobrecargos son intereses adicionales que el FMI impone a sus estados miembros muy endeudados, en relación con el tamaño y el tiempo de reembolso de sus préstamos. Al principio, pagar los sobrecargos implicaba a acceder a créditos más baratos respecto a los intereses que se pagaban en mercado. Fue un recurso diseñado para facilitar la recuperación económica de los países con medianos y bajos ingresos.
Pero esta ecuación crédito multilateral versus crédito de los mercados implosionó cuando se comprobó que el FMI prestaba carísimo y condicionaba las políticas económicas de los países con los programas que imponía a cambio de los desembolsos.
Antes de la decisión que asumirá hoy el directorio, los créditos que superan el 187,5 % de la cuota tienen un sobrecargo del 2 por ciento sobre el saldo de la deuda impaga. Y el FMI agrega un 1% adicional a la deuda pendiente después de tres años. Se estima que el FMI cobrará a sus socios cerca de 10.000 millones de dólares por sobrecargos en los próximos cinco años, si hoy no hay un cambio en la ecuación que utliza el board para estos intereses extraordinarios.
Ucrania está previsto que pague 2.900 millones de dólares entre 2024 y 2033. Y en el caso de la Argentina, solo en los últimos tres años el país pagó USD 3.700 millones de dólares en sobrecargos. Una suma colosal por el nivel de reservas del Banco Central y la constante crisis económica.
“Las investigaciones muestran que los recargos del FMI son procíclicos y regresivos, ya que exigen tasas de interés y comisiones más altas a los países durante las crisis financieras, cuando deberían estar invirtiendo en su propia recuperación. Durante años, investigadores y defensores de los derechos humanos han documentado cómo la actual política de recargos impide que los países de ingresos bajos y medios recuperen la estabilidad financiera, incluso mediante la acumulación de mayores préstamos y la imposibilidad de acceder a los mercados internacionales. Los recargos aumentan la tasa de interés anual potencial total impuesta por el FMI a casi el 8%”, sostiene una carta enviada por la Iniciativa para el Diálogo sobre Políticas, de la Universidad de Columbia, a los miembros del directorio del FMI.
La carta está firmada por Guzmán, Martín Lousteau, Jorge Remes Lenicov y Axel Kicillof, cuatro exministros de Economía de la Argentina, junto a Stiglitz, Piketty, Mazzucato, Gustavo Béliz, Kevin Gallagher y Jayati Ghosh, dos reconocidos académicos a nivel mundial.
Al margen de la carta de académicos y exfuncionarios que atraviesa distintas ideologías detrás de un objetivo económico común, Javier Milei tambien apoyó la necesidad de recortar los sobrecargos.
Durante su última visita a DC, Diana Mondino planteó el asunto a Jake Sullivan, consejero de Seguridad Nacional de Biden. Y Luis Caputo junto a Pablo Quirno insistieron con el tema cuando se encontraron con Kristalina Georgieva durante las sesiones de primavera del FMI.
Los tres funcionarios -Canciller, ministro de Economía y secretario de Finanzas- articularon una estrategia política que ejecutó una orden directa del Presidente.
La decisión del FMI está orientada a aliviar la situación económica y financiera de Ucrania, pero el recorte de los sobrecargos implicó un movimiento previo de política global que Francisco empujó en absoluto silencio. El Papa tiene buen diálogo con Joe Biden y Kristalina Georgieva, y fue clave para llegar a la decisión política de recortar los sobrecargos, que empezó a tratarse dos años antes de la invasión de Moscú a Kiev.
En este contexto, Ucrania y otros 21 países se beneficiarán por el recorte de los sobrecargos: Angola, Argentina, Armenia, Barbados, Benín, Costa Rica, Costa de Marfil, Ecuador, Egipto, Gabón, Georgia, Jordania, Kenia, Moldavia, Mongolia, Macedonia del Norte, Pakistán, Senegal, Seychelles, Sri Lanka, Túnez.
Kristalina Georgieva participará en la reunión del board, que empieza a las 10 AM (hora del este en Estados Unidos). Se necesita el 70 por ciento de los votos para aprobar el recorte, y el apoyo político está garantizado por la Casa Blanca y sus socios del G7.
El board tratará la reducción de los sobrecargos a partir de un informe técnico presentado por asesores de finanzas y miembros de la influyente oficina de Estrategia, Política y Revisión (SPR, por sus siglas en inglés). Ese informe propone la reducción de los sobrecargos por medio de tres ejes fundamentales:
Subir el umbral que se aplica para exigir los sobrecargos.
Reducir la tasa de los sobrecargos.
Achicar la tasa básica.
Es decir, la baja de los sobrecargos implicará un mix de los tres andariveles, y el board debe decidir que porcentaje se asignará al umbral y a las tasas.
Hasta anoche, los sobrecargos del dos por ciento -umbral- se empezarían a cobrar en los créditos que superen el 300 por ciento de la cuota asignada (en lugar del 187,5 %); el margen bajaría de 100 puntos básicos a un nivel entre 70 y 90, y la base se reduciría de 100 a 75.
En el Palacio de Hacienda ya tienen los números que se tratarán hoy en el directorio del FMI. Y la cuenta que le dio a Luis Caputo significa que Argentina podría ahorrarse una suma promedio de 400 millones de dólares al año. No es poco con las reservas del Banco Central en rojo.