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"Teníamos noción de que mis viejos estaban muertos y no iban a volver"

María Coronel, militante de Derechos Humanos, relató en LV12 cómo vivió el asesinato de sus padres el 29 de septiembre de 1976.

María Coronel, tenía un año y medio cuando un grupo de militares asesinó a su papá José Carlos, el 29 de septiembre de 1976 y dos años y tres meses cuando secuestraron a su mamá, María Cristina Bustos, junto a su hermana pequeña de 10 meses. "Por suerte mi abuela pudo recuperarla a los pocos días, así que mi hermana no ha engrosado la lista de bebés desaparecidos en la dictadura para nuestra familia", relató María en LV12.

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"Mi papá era poeta y mi mamá era abogada, los dos peronistas que en un momento ingresan a la organización montoneros. En Tucumán ya no podían seguir viviendo y en Buenos Aires terminan siendo asesinados", agregó.

En cuanto a la vida que tuvieron tras estos hechos, "Nosotros hemos vivido los primeros años con nuestra abuela paterna y después con la familia materna. Mi abuela paterna era Abuela de Plaza de Mayo, entonces fuimos entendiendo, en un punto, porque es muy difícil que un niño o niña entienda el concepto de desaparición".

Para María, fue como "armar un rompecabezas" y "desde un principio teníamos noción de que mis viejos estaban muertos y no iban a volver. En Tucumán la represión ha sido durísima y la mayoría de sus compañeros de secundaria, facultad y militancia, estaban desaparecidos o asesinados, entonces era contactarse con la familia de esas personas para ir armando un poco la historia".

Militancia

María junto a su hermana, comenzaron a militar por los Derechos Humanos cuando tenían 16 y 17 años. "En la rondas de las madres había otros hijos de desaparecidos y en el primer encuentro pudimos contar nuestra historia sin tener miedo de quien escuche. Para nosotras pensar la violencia sexual y tortura fue tremendo".

Desmantelamiento de las áreas de DDHH

María comentó que en diciembre del año pasado fue despedida, en el marco del desmantelamiento en áreas de DDHH que aplicó el Gobierno nacional. "Yo coordinaba el único espacio para la Memoria que hay en el Norte Argentino, que es la Escuelita de Famaillá. Observar ese desmantelamiento sabiendo todo lo que ha costado construir esa historia, es durísimo, pero hoy vamos a ver en las calles de toda la Argentina la cantidad de gente que quiere que el negacionismo en este país no exista más y eso incluye la posibilidad de justicia".

"Todo lo que destruye, estoy segura que se va a volver a construir porque todo lo que se trabaja en lugares como la escuelita de Famaillá o en los juicios, está sustentado en investigación profunda. No hablamos desde lo personal, por más que nos atraviese, sino que las políticas públicas de Memoria se han sustentando por investigación científica y jurídica", cerró.

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