El oriundo de Curuzú Cuatiá llegó a la Academia como una apuesta de Costas, que lo había dirigido en Palestino. Con el correr de los partidos fue metiéndose en el bolsillo a los hinchas, primero a base de entrega y sacrificio, eso que valoran tanto los fanáticos de cada equipo. Es que Salas es un futbolista de esos que 'transpiran la camiseta', que no escatiman en esfuerzos y que corren cada pelota como si fuese la última.
Por eso se volvió una pieza clave para el ídolo que hoy comanda el banco de suplentes de la Academia, porque es uno de los que mejor capta su idea. El correntino es uno de los abanderados del Racing frenético, del Racing arrasador, de ese que te come los tobillos. "Contagia", sentenció el entrenador tras la victoria ante Santamarina por 32avos de final de la Copa Argentina.
Encima es un jugador de partidos grandes: fue la gran figura en ambos partidos de la Recopa ante Botafogo, y tuvo actuaciones destacadas en la final de la Copa Sudamericana frente a Cruzeiro, en el debut por Copa Libertadores contra Fortaleza, donde anotó el primero de la Academia, y en el clásico ante River, por la última jornada de la Liga Profesional 2024, donde convirtió el único tanto del partido.
Es cierto que sus números en el apartado goleador no son fantásticos -anotó 13 goles en 76 partidos-, pero en un equipo donde Maravilla Martínez acapara la mayoría de los festejos, no son números para nada despreciables. Además, ha convertido tantos muy festejados por los hinchas como aquel que sirvió para abrir el marcador ante Corinthians por la ida de las semifinales de la Copa Sudamericana, o su último frente a Defensa y Justicia en Florencio Varela, para meterse a los octavos de final del Torneo Apertura.
Además, conformó una dupla fantástica con Martínez, una de esas que quedarán en el recuerdo de los futboleros por muchos años. Además de abastecerse mutuamente - cinco de las siete asistencias de Salas en Racing fueron a Maravilla, y tres de las doce de Maravilla fueron a Salas-, sus movimientos van al unísono: si uno se lleva la marca, el otro ocupa el espacio; si uno pivotea, el otro se prepara para correr; si uno se tira hacia un costado, el otro se mete en el área.
"Hoy no tengo jugadores para presionar, con la impronta de no dejar jugar al rival", había declarado Marcelo Gallardo en una entrevista con ESPN hace pocos días atrás. Y Salas llega como respuesta a este pedido implícito del Muñeco. El surgido de las inferiores de All Boys es, por características, uno de esos delanteros de la primera época del DT más glorioso de la historia de River. Por eso cuando se enteró que estaba a punto de renovar con Racing volvió a levantar el teléfono para convencerlo de arribar al Millonario; y parece que esta vez lo hizo.
Ahora bien, la mejor versión de Salas se vio con un goleador al lado y River hoy no lo tiene. Miguel Borja no es el mismo que tantas alegrías le dio al Millonario con Martín Demichelis en el banco y, ni Sebastián Driussi ni Facundo Colidio tienen las características de Maravilla Martínez. Ese será otro desafío para un Gallardo, que por lo pronto estará feliz por hacerse con uno de los mejores delanteros del fútbol argentino.
