Según el diccionario "Pasta alimenticia de harina en forma de cuerda delgada".
Teóricamente, cualquier pasta de esas características es un fideo; así, spaghetti no es más que el diminutivo de spago, que significa cordón, de donde los spaghetti serían “cordoncitos”; pero es que también serían fideos cosas como los spaguettini, los capellini, los vermicelli… Esta última expresión, relacionada con la palabra latina vermis, que significa “gusano”… y “gusanitos” les llaman también los franceses (vermicelles). Y finalmente los ingleses les llaman noodles.
Sí parece claro que al origen de los fideos hay que situarlo en China, hace unos cuantos milenios, aunque no deja de ser curioso que, disponiendo de fideos los chinos no hayan sabido desarrollar el instrumento perfecto para comerlos de manera discreta, que no es otro que el tenedor, ya que comer fideos con palillos no es para nada sencillo.
Digamos una vez más que no fue el veneciano Marco Polo quien llevó a Europa desde China los fideos, llámenlos como los llamen: fueron los musulmanes que ocuparon Sicilia y casi toda España. Por qué en Italia la pasta se desarrolló y se diversificó hasta el infinito, mientras que en España se quedó en los fideos cortos, es un misterio.
Pero con fideos (hablamos ahora de los de trigo) se pueden hacer cosas muy agradables. Para los españoles, el fideo es la pasta más usada para sopas; pero hay mucho más. Los fideos, la pasta en general, absorben muy bien los sabores de su entorno y, hechos en su punto justo, ni duros ni blandos, constituyen un manjar para estos días fríos.
Fuente /mira.ellitoral.com

