Se cree que la multitud en el pequeño Timor Oriental representó la mayor participación en un evento papal de la historia, en términos de proporción de la población.
En la homilía, en español y traducida al tetum, Francisco habló de la alegría del nacimiento de un niño y afirmó que en Timor Oriental “es maravilloso lo que pasa cuando nace un bebe” y que aquí en este país “hay muchos niños” y es “un país joven en el que en cada rincón la vida se siente palpitar y bullir”.
Y explicó que “hacer espacio a los pequeños, acogerlos, cuidarlos, y hacernos también todos nosotros pequeños ante Dios y ante los hermanos, son precisamente las actitudes que nos abren a la acción del Señor”.
Francisco siguió los pasos de Juan Pablo II para animar a la nación dos décadas después de su independencia en 2002. Timor Oriental, también conocido como Timor-Leste, sigue siendo uno de los países más pobres, con un 42% de sus 1,3 millones de habitantes viviendo por debajo de la línea de pobreza, según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.
Pero los timorenses son profundamente fieles: el territorio ha sido abrumadoramente católico desde que los exploradores portugueses llegaron por primera vez a principios del siglo XVI y hoy en día aproximadamente el 97% de la población es católica. Han acudido en masa a recibir al primer Papa que los visitó como nación independiente.
FUENTE: Infobae