n el último año y medio, la industria del turismo ha experimentado uno de sus momentos más críticos debido a una combinación de factores económicos, principalmente el valor bajo del dólar y el aumento de los costos internos. Este fenómeno ha afectado tanto al turismo local como al receptivo, sumiendo al sector en lo que los expertos describen como "los peores 18 meses desde que se tiene registro".
El impacto ha sido contundente. Sergio Castro, exdirector nacional de Planificación y Desarrollo del Ministerio de Turismo y Deportes, destacó en una entrevista reciente que la caída ha sido continua durante este período, afectando severamente a las dos áreas clave de la industria: el turismo interno y el de recepción. "El turismo es un pilar importante para la economía, ya que genera más de un millón de empleos. A pesar de esto, la ocupación hotelera durante temporadas altas no supera el 70%, lo cual representa una pérdida masiva de aproximadamente 300,000 empleos", señaló Castro.
Ante la disparidad en el flujo turístico, surge otra preocupación en la balanza comercial del país. Por cada dos ciudadanos locales que eligen vacacionar en el extranjero, menos de un viajero decide ingresar al país, creando una brecha económica significativa. Esta desigualdad ha causado un déficit de 11.000 millones de dólares en sólo 18 meses, un valor alarmantemente alto que supera la mitad del préstamo otorgado por el FMI a Argentina a principios de 2023, el cual ascendió a 20.000 millones de dólares.
La situación se agrava al considerar el mercado interno. Desde finales de 2023, el costo de los servicios relacionados al turismo ha aumentado cerca de un 600%. Castro expresó su preocupación sobre la inaccesibilidad de estos costos para el público local y mencionó cómo el tipo de cambio desfavorable deja al país fuera de la competencia en el escenario internacional. Esto, además, desalienta a los posibles visitantes externos que buscan destinos económicos.
A pesar de que hay empresas del sector que han subido sus precios de forma desproporcionada, Castro hace un llamado a comprender los complejos retos que enfrenta la industria, indicando que así como los hogares han visto crecer sus gastos, las empresas turísticas están viviendo una presión continua de costos. Este fenómeno no solo afecta a la disponibilidad económica de las familias, sino que establece un individuo de capacidades reducidas para influir más positivamente en la economía global, concluyendo que la mitigación de estas problemáticas es necesaria para la recuperación de esta invaluable industria.