En diálogo con Radio Continental Tucumán, el Dr. en Ciencias Políticas, Oscar Oszlak, citó los logros del Gobierno radical, en la vuelta de la democracia.
Este lunes 31 de marzo se conmemoran 16 años del fallecimiento de Raúl Alfonsín, ex presidente de la Nación y uno de los principales artífices de la democracia que actualmente rige en Argentina.
En este marco, Radio Continental Tucumán pudo dialogar con el Dr. en Ciencias Políticas, Oscar Oszlak, para analizar el rol del expresidente en la consolidación de la democracia. "Alfonsín ha sido uno de los líderes políticos más importantes que hemos tenido en la historia argentina".
Y siguió: "Asume en el gobierno en momento muy difícil no sólo para Argentina, sino para toda América Latina. La crisis de la deuda externa en 1983 afectó a un gran número de países de toda la región y en ese sentido, no solamente asume el Gobierno después de muchos años de dictadura militar, sino además de no haber tenido vinculación con el Gobierno".
Oszlak indicó que "el Gobierno asume en medio de una gran sorpresa, porque no era seguro el triunfo del radicalismo en 1983. Yo me incorporé al gabinete como subsecretario de Reforma Administrativa con muy poca experiencia donde tuvimos que aprender en primer lugar qué era lo que heredábamos: un aparato institucional extendido, con 13 paros a lo largo de todo el período, una oposición y un sindicalismo totalmente opuesto al Gobierno".
Más allá de esto, destacó que "Alfonsín tuvo una enorme contribución para la consolidación de la democracia y creo que ha sido el período más brillante con el juicio de la juntas; el plan alimentario nacional, que fue modelo para otros países de América Latina; e intentamos a través del cuerpo de administradores gubernamentales profesionalizar la gestión pública pero todo jugó en contra y tuvo que entregar anticipadamente el Gobierno, un gesto de él ante la imposibilidad de seguir gobernando".
Para Oszlak, "garantizar democracia plena implica en primer lugar consolidad las instituciones y reconocer el protagonismo de la ciudadanía, porque es principal en la relación con el Estado, que no es más que su mandatario. En ese sentido, Alfonsín no solamente consolidó las instituciones sino que además reivindicó los derechos humanos, que fue el mayor desafío que tuvo que enfrentar. Fue una audacia el juicio a las juntas y prácticamente no tiene parangón en las distintas dictaduras que hubo en el mundo durante casi todo el siglo XX".
Antes de asistir al homenaje a Alfonsín en Recoleta, reflexionó sobre el rol del Estado: "En la actual concepción neolibertaria, se reivindica el papel del individuo en tanto productor y consumidor y se supone que en la medida que cada persona maximiza su interés individual, se va a maximizar el colectivo. Entonces la noción del bien común, de felicidad pública desaparece, es una individualización absoluta. Este Gobierno ha venido a destruir el Estado con instrumentos como la licuadora o la motosierra y evidentemente no habrá posibilidad de que esta sociedad y ninguna, pueda desprenderse de un aparato estatal, porque es justamente el tejido conjuntivo de un nosotros".
