"El sector energético podría representar la segunda turbina del país -repiten en el Gobierno, en coincidencia con los analistas de la industria-. Podríamos dejar de depender completamente del campo", agregan. En los últimos cuatro años, la mayor producción de petróleo y gas permitió dejar de destinar US$6900 millones a las importaciones para casi alcanzar el equilibrio de la balanza energética. Se trata de un ahorro importante en un país al que le cuesta generar divisas.
El monto aún es poco en relación con las inversiones que se hicieron en otros proyectos no convencionales de Estados Unidos. La diferencia está en que en la Argentina las empresas piden que se les garanticen reglas de juego claras y estabilidad jurídica, dos condiciones que en los últimos 15 años estuvieron ausentes.
Ejecutivos de la empresa alemana Wintershall y de la francesa Total se reunieron la semana pasada en Berlín y en París con el Presidente, quien se comprometió a flexibilizar el cepo cambiario, en particular para las empresas que inviertan en Vaca Muerta. El control de capitales es otro de los mayores desafíos que tienen las empresas que ingresan divisas para invertir, y luego no pueden sacar las regalías.
Un informe de la consultora FIDE señala que "la prioridad del autoabastecimiento, la generación de saldos exportables, la disponibilidad de tarifas razonables para el consumo interno constituyen aspectos importantes de la iniciativa".