A una década de la primera sentencia de la justicia francesa que reconoció a las víctimas de los implantes mamarios defectuosos PIP, las populares prótesis mamarias rellenas de gel de silicona fabricadas desde 1991 por la firma francesa "Poly Implant Prothèse (PIP)" que llegó a ocupar el tercer lugar de ventas a nivel mundial.
Por este motivo LV12 se contactó con la doctora Déborah Gignoli Roilette, del estudio DGR, especializado en derecho comercial internacional que representa a miles de víctimas en todo el mundo.
El conflicto se inició en 2009 cuando la Agencia Francesa de Seguridad de los Productos Sanitarios (Afssaps) -la Anmat de Francia- constató un aumento anormal del número de roturas prematuras en estas prótesis: "Surge porque en Francia como en otros lugares del mundo, en el año 2009 y 2010 empezamos a tener muchas alertas a nivel de salud. A raíz del número de víctimas que sigue creciendo, las autoridades de salud realizaron una investigación en contra de la sociedad PIP y descubrieron la maniobra que estaban haciendo".
En lugar de poner un buen gel adentro de la prótesis, ponían un gel industrial creado por el presidente de esta sociedad.
Confeccionadas con una silicona industrial no autorizada, estas prótesis utilizadas para aumento o reconstrucción de busto en los primeros años 2000 tenían una tasa de rotura varias veces superior a la normal que, cuando se producía, permitía que ese material extraño migrara por el organismo provocando problemas de salud.
"En los implantes hay geles que están autorizados, controlados y que hay que poner y no se puede poner otro tipo de gel porque es más abrasivo, menos cohesivo, pero él había inventado un gel que se llamó después el gel PIP, que era un gel industrial puesto adentro de las prótesis, totalmente inadaptado al cuerpo humano", reveló.
"Tampoco podía estar adentro de estas prótesis ya que provocaba roturas y demás consecuencias. La característica del gel PIP era principalmente que no era cohesivo, entonces la silicona era algo casi líquido que viajaba por todo el cuerpo, entonces podía colocarse en cualquier parte del cuerpo y ese era el peligro y la dificultad para los doctores o cirujanos, el sacar toda la prótesis que hay adentro", añadió.
La Justicia
Aún hay más de 20 mil argentinas que no se incorporaron a la mega demanda en los tribunales galos y están a tiempo de hacerlo, según explicó una abogada: "Hace como diez años que ya empezamos a actuar en contra de la sociedad y después en contra del certificador, que es una empresa alemana llamada TÜV y somos más o menos 30.000 mujeres en todo el mundo y unas mil argentinas al día de hoy. Sin embargo, quedan 24 mil víctimas en Argentina que todavía no han sido representadas, pero están a tiempo de hacerlo.
Tener las PIP por un día en el cuerpo es suficiente para ser demandante porque el tribunal considera que tenerlas ya es un daño psicológico.
En esta misma línea agregó: "La mayoría de las mujeres tienen daño físico y el daño físico y corporal en Francia se precribe diez años después de la consolidación, o sea diez años después del cual el daño no evoluciona más".
Concluye la entrevista resaltando que las clínicas y los médicos que aplicaban este producto no tienen ningún tipo de responsabilidad en los daños que generaron: "Estuve consultando en clínicas y ninguno de los doctores, están todos reconocidos como víctimas, nadie podía saber lo que pasaba a dentro de esa empresa".