Con velas, fotografías y silencio, los presentes rindieron homenaje a las más de 1.200 víctimas fatales, a los soldados caídos y a los rehenes que aún permanecen en cautiverio. El acto incluyó la entonación del Himno Nacional Argentino y del Himno de Israel, seguidos de un minuto de silencio que envolvió a la Casa Histórica en un clima de respeto y reflexión.
“Dejó huérfana la militancia de la convivencia”
Uno de los momentos más emotivo llegó con el mensaje del Rabino Salomón Nussbaum, titular de la Kehilá Tucumán, quien expresó el profundo dolor de la comunidad judía y reflexionó sobre las consecuencias humanas y morales del ataque.
“El ataque este de alguna manera dejó huérfanos, no solamente a las familias y a los pacientes, sino que dejó huérfanos a la militancia de la idea y de la ideología de la convivencia. Y realmente va a llevar muchísimo tiempo restañar esta situación, no por el afán de la venganza, sino por el triste sentimiento del dolor y el padecimiento que acá ocurrió”, expresó.
El Rabino también se refirió a las negociaciones internacionales por un posible alto el fuego, advirtiendo sobre la persistencia del sufrimiento: “Hoy, después de dos años, siga habiendo rehenes, implica la perversidad y la maldad que hay subyacente... Dios quiera que se pueda hacer un acuerdo, pero va a llevar mucho tiempo. De verdad, esto es un duelo y un procesamiento que lleva tiempo”, reflexionó.
Presencias institucionales
El reclamo por la paz y la libertad también contó con el acompañamiento de referentes del ámbito judicial y gubernamental. Estuvieron presentes el Dr. Daniel Posse, vocal de la Corte Suprema de Justicia de Tucumán, y la Sra. Analía Roxana Díaz, secretaria de Estado de Culto y Vinculación con Organizaciones de la Sociedad Civil, quienes reafirmaron el repudio al terrorismo y la defensa de los valores humanos universales.
La organización agradeció especialmente al director de la Casa Histórica, José María Posse, por facilitar el espacio, y a las fuerzas de seguridad —Policía Federal Argentina y Policía de Tucumán— por garantizar el orden durante la jornada.
El cierre, marcado por la luz de las velas encendidas frente al histórico edificio, dejó una imagen de recogimiento y esperanza: la de una comunidad unida que, desde Tucumán, volvió a clamar por la vida, la libertad y la paz.