Tras la renuncia de Benedicto XVI, el argentino Jorge Mario Bergoglio fue elegido en 2013 como el papa número 266 de la Iglesia Católica y el nombre que lleva desde entonces es Papa Francisco. El 13 de marzo de 2023 se cumple una década desde que aceptó el cargo como líder de la Santa Sede entre elogios de los fieles, reconocimientos de la prensa internacional y algunas controversias en torno a su labor papal.
En este contexto LV12 se contactó con Fortunato Mallimaci, Investigador Superior del CONICET y profesor de la Universidad de Buenos Aires para que haga un análisis sobre los 10 años del papa Francisco como líder de la Iglesia Católica.
"El Papa Francisco llega después de haber renunciado el anterior, algo bastante fuerte que conmociona al conjunto de la institución, ya que los motivos por los cuales Benedito XVI renuncia están relacionados cuestiones internas, que tienen que ver con el dinero, la pedofilia, y a su vez una catolicidad que tiene problemas muy fuertes de legitimidad, de presencia y sobre cuál es su rol en el mundo", explicó.
"El decidió transformar la presencia de los papas porque sabe que vive en una sociedad mediática donde los hechos repercuten en el mundo entero, y recuerda que ya no representa al gran líder que habla para que todos lo obedezcan, sino a alguien mucho más cercano, y para eso elige un nombre que nunca se había usado en la iglesia católica, ya que la figura es Francisco es contrapuesta al poder de los papas. A su vez uno de sus primeros momentos es ir a visitar a la isla de la Lampedusa donde miles y miles de personas que vienen del África o de Medio Oriente quieren llegar a Europa y la mayoría mueren o las matan, y es ahí donde usa una frase que me parece central "los migrantes son personas", y eso a muchos les resulta una frase subversiva, repugnante porque son personas que no quieren que los migrantes lleguen a sus costas, que los trabajadores tengan derechos y empieza un largo proceso que continúa hasta hoy, donde el pretende que la iglesia sea la voz de los más necesitados", relató.
En el libro "El Pastor", reciente publicación que repasa su primera década como Sumo Pontífice, Francisco hizo referencia a su visita a la Argentina, la cual estuvo aplazada en estos años.
“En la Argentina viví 76 años. Pero no estoy lejano, me siento cercano. Estoy siempre en contacto con muchos compatriotas amigos", planteó.
"El propósito de viajar a la Argentina sigue vigente. Es injusto decir que no quiero ir", señaló en otro pasaje de la publicación.
"Los papas son intrínsecamente políticos, lo interesante es analizar qué tipo de política hacen. En el caso de puntual de Francisco en un primer momento en Argentina hubo una alegría bastante generalizada, sin embargo, a medida que el papa continúa, y expresa sus posturas políticas como los demás y algunas son continuidades de larga data, comienza a ser cuestionado desde Argentina, sobre todo cuando va Cristina. Entonces se puede observar un cambio muy interesante, ya que aquellos que lo apoyaban a Bergoglio siendo papa porque suponían que iba a venir a derrotar el populismo, se encuentran con un papa que está más cercano a los principios de la solidaridad, de aumentar derechos y de acompañar a las víctimas, a partir ahí se puede observar una disputa muy fuerte en nuestra sociedad y en los medios sobre el rol y los intereses políticos del papa que es el motivo fundamental por el cual decide no venir a Argentina", destacó.