Nos preguntamos, ¿qué pasa por la cabeza de una persona que asesina a sus padres o sus propios hijos?
Son personas que están dominadas por desajustes emocionales, durante mucho tiempo y que llegan amatar porque un día estallan con una enorme carga de emoción, sin lograr inhibirla.
También puede ocurrir en niños, que establecen lazos identificatorios con la madre, y ven cómo el padre la maltrata hasta que, hartos, en la adolescencia o juventud, lo matan.
Otro motivo, es un hogar con violencia recíproca, donde el abuso y el castigo, es la forma de resolución de conflictos, los hijos se crían en un ambiente de violencia.
En otros casos, pueden existir abusos sexuales de la madre o el padre con el hijo/a, en el pasado, que va soportando hasta que se producen a partir de un quiebre emocional, regular la agresividad en su conducta, y termina cometiendo el acto.
Después de un acto así, puede aparecer o no el sentimiento de culpa, al igual que el suicidio posterior a la muerte. Si en este último caso, no termina en suicidio, en el futuro, ya condenado en la cárcel, sufre atropellos y agresiones, por la cultura carcelaria. Entonces, terminan aprendiendo, a partir del ataque y los vínculos que establecen allí, conductas psicopáticas aprendidas, o bien pueden llegar a ganar un respeto, porque piensan en lo que son capaces de hacer, como sucedió con Barrera y Amin, por citar algunos.
Llegar al parricidio, es el fracaso de unas series de medidas que no se cumplieron en el trayecto del episodio, donde siempre se inicia por aparición de maltratos, violencia intrafamiliar, intentos de agresiones y actos de hostilidad, donde la negación y la minimización de los hechos, ocasiona la vía libre a un futuro crimen. Considero que el parricidio en la actualidad, es el fracaso de medidas tutelares y de prevención, de ausencias de detección de conductas disfuncionales graves, sin acceso a un servicio de salud o falta de continuidad de un proceso judicial, porque es muy difícil que las muertes de este tipo, estén premeditadas, por más que pudo ser fantaseado antes.
¿Una vez que salen de la cárcel, pueden reincidir?
No, porque ya se liberaron, pero, existe el riesgo de aprender a tener conductas perversas, con lo cual pueden buscar nuevas y diferentes víctimas.
¿Qué pasa el día antes del crimen?
Siempre existe un conflicto de violencia, con cambios de conductas que son disfuncionales porque no saben sobrellevar las frustraciones y conflictos, donde va creciendo el riesgo de incrementar más el nivel de impulsividad, es ahí, si no hay algo que prevenga, termina en el acto final.
Un dato que es necesario saber, es que un maltratador y el perverso, puede ser un buen vecino, un compañero/a de trabajo predispuesto, que parece tranquila/o, porque no necesariamente el asesino/a puede tener una patología mental, puede cometer un simple neurótico, es aquella persona que siente el sufrimiento y se angustia, a tener una falla en el control de sus impulsos, después pueden estar los psicóticos lo menos frecuentes y los psicópatas lo más frecuentes, estos tres pueden actuar con efectos de alcohol o drogas, recordemos a Barrera, que era un ejemplo de buen vecino.
Otro dato llamativo, es que estos crímenes, al igual que la violencia intrafamiliar, se incrementa los fines de semanas, justamente porque al ser vínculos fuertes que movilizan internamente emociones, termina siendo eso el factor gatillo, una simple discusión.
¿La persona ya nace con el impulso para matar a sus familiares?
Hasta el momento, las investigaciones que demuestran la evidencia de lo genético, con lo cual es posible un factor causal, al igual que la formación de la violencia a partir de los vínculos conflictivos y del entorno social.
También existen personalidades que son propensas a cometer hechos destructivos, por la dificultad en regular sus emociones. Tengamos en cuenta que en la antigüedad, era común los crímenes y las ofrendas de vida bajo el argumento de tener la compasión de los dioses, es decir, que existe una predisposición de herencia social, que es necesario reforzar con más cultura y valores morales, para una sana convivencia familiar.
¿Cómo siguen con los sobrevivientes?
Una familia que queda desmembrada, debe enfrentar al estigma social, a establecer un proceso de duelo, por las muertes y por el destino del asesino, y también en buscar un nuevo y más funcional objetivo y/o proyecto de vida. Puede incluir desde mudarse del lugar, hasta buscar cambiar nombres o agregar apellidos, buscar ayuda profesional, en lo mejor de los casos, o bien pueden seguir en el camino disfuncional, que incluye la continuidad de la violencia o el dañarse a sí mismo.
Para finalizar es importante que, en las familias, se enseñe y se entrenen en habilidades de tolerancia, de aceptación, de empatía, de variables formas de resolución de conflictos, en el diálogo con comprensión, en no negar la agresividad como respuesta definitiva y en el desarrollo de la conciencia de los actos.
De esta manera no solo se previene un parricidio, también de las secuelas de la violencia intrafamiliar.
* Roberto González Marchetti