El excampeón mundial Sergio Martínez festejó este jueves al ganarle en las tarjetas al inglés Macaulay McGowan en Wizink Center de Madrid, en lo que fue su cuarta presentación, tras su retorno al boxeo luego de seis años de inactividad.
Fueron 10 rounds de pura acción en que el quilmeño fue muy superior, pese a la diferencia de edad, y demostró que aún puede dar un batacazo en el boxeo. Rápido de piernas y con golpes certeros, el púgil argentino convenció a los tres jueces con su actuación y alzó sus brazos en España. “Hasta el mundial no paro”, gritó el excampeón después de su victoria cuando tuvo el micrófono en sus manos. Su frase expone su deseo de medirse ante el japonés Ryota Murata, dueño del cinturón más preciado.
En el primer round, el representante del boxeo argentino salió a marcar presencia ante un timorato rival que optó por estudiar los movimientos de su rival. En el segundo, Maravilla dio su primer gran golpe al encontrar el rostro de su adversario con una gran combinación que dejó tambaleando al británico.
Lo mejor del combate hasta ese entonces se vio entre el tercero y el quinto asalto, cuando hubo un intercambio claro de golpes entre ambos, lo que siginficó una gran exigencia para Martínez por su edad, ya que aguantar tanto roce no es sencillo ante un oponente casi 20 años menor. Pese a eso, pudo acertar claros puñetazos gracias a su veloz movimiento de piernas.
El argentino era superior a McGowan y en el séptimo episodio se lo hizo sentir con un gancho de derecha al estómago que obligó al inglés a apoyar una rodilla en la lona por el dolor. Era claro que Maravilla estaba más cerca del triunfo.
En los últimos dos rounds, el británico se dio cuenta que debía ir por el triunfo y por eso se lanzó en una ofensiva desesperada. Si bien dejóuna imagen más digna de lo que había mostrado al comienzo del combate, eso no le alcanzó e incluso sus descuidos le permitieron a Martínez darle algunos puñetazos más que agrandaron sus heridas en el rostro. Tanto fue así que en los últimos cinco segundos tiró a la lona al europeo, quien terminó salvado por la campana.