El pasado 25 de abril, Olga Jiménez, la hermana de Gladys La Bomba Tucumana, falleció después de ser internada debido a una complicación derivada de su cuadro de coronavirus. Fueron los sobrinos de la cantante quienes confirmaron la triste noticia en una cuenta de Facebook. “Con profundo dolor informamos el fallecimiento de nuestra querida mamá Olga Jiménez. Por cuestiones de protocolo, se realizará un acompañamiento esta tarde a las 17 desde la Empresa Flores (Junín 334) hasta el Cementerio Parque de la Paz (Yerba Buena)”, escribieron.
Días antes, el 16 de ese mes, la intérprete le había pedido a sus seguidores que rezaran por la salud de Olga. “¡Oren por favor! Por mi hermanita Olga Jiménez. ¡Pidan a Dios por su salud! Esta muy mal, acá en Tucumán. Bien atendida, gracias a Dios. Pero muy grave, con respirador. Con COVID. Ella es sana, no tiene otra patología. Por favor. Cuídense, los amo y gracias por acompañarnos”, escribió Gladys en un posteo de Instagram junto a una foto en la que se las ve a las hermanas abrazadas y con un texto sobreimpreso en la misma tónica: “¡Hermanita, vamos! Por Dios te lo pido, necesito abrazarte y decirte lo mucho que te amo”.
Sin embargo, la cantante no se había expresado públicamente luego de la muerte de su hermana. Recién lo hizo este miércoles por la madrugada, a través de un vivo en Instagram, donde se mostró muy triste, pero aprovechó la ocasión para agradecer todo el cariño recibido. “Hace mucho que no me conecto con ustedes y un poco sentí que ahora podía ser el momento. Todavía no puedo. La gente que me sigue necesita un agradecimiento de mi parte”, comenzó diciendo. Y agregó: “Les pedí que pidieran por mi hermana, sé que muchos lo hicieron. Era para agradecerles a todos. Sentí estar acá para agradecerles”.
En ese sentido, contó cómo atraviesa hoy este dolor: “Hoy hace nueve noches que mi hermana se fue, no puedo decir otra palabra. No acepto. Es muy duro para mí en este momento estar hablando porque es diferente a todo lo que viví hasta hoy. Mi hermana estaba sana y ya no está más. Estaba llena de vida. Es muy duro lo que nos ha pasado como familia, no poder sostenerlos, contenerlos porque yo no tengo consuelo. Me siento tan triste, culpa de no volverme a casa antes y poder ver a mi hermana”. Y añadió, entre lágrimas: “Yo quiero seguir adelante, quiero que mi hermana descanse en paz pero ustedes no se imaginan lo que se siente acá. Yo siento que me sacaron algo, me arrancaron un pedazo para siempre, para toda mi vida, hasta el día que me encuentre con ella. La vida ha cambiado”.
Por otra parte, relató cómo fue el último encuentro con ella: “Yo les dije a mis hermanas mujeres que éramos cinco que vengan, que fuéramos a comer algo juntas. Fue en mi casa la última vez que la vi a mi hermana (...) No puedo creer lo que ha pasado, no puedo creer que mi hermana ya no está, que nunca más voy a verla, que nunca más me va a abrazar, no puedo creerlo como la luchó hasta lo último. Cómo quiso vivir. Mi hermana la peleó, era una peleadora”.
Además, desmintió que estuviera peleada con su hermana. “Yo no estaba peleada con mi hermana, gracias a dios. Siempre estábamos hablando. Cuando ella estaba enferma, ella pensaba que salía y yo me quedé tranquila. El décimo día fue el que puso mal y la peleó quince días, veinte con respirador. Con toda la esperanza de que iba a salir”. Y cerró: “Mis queridos sobrinos y los otros hermanos míos, cada uno en su casa y su dolor. Nunca más vamos a ser los mismos. Ya no somos más siete, ya no somos más cinco mujeres y dos varones. Es muy duro”.