Jair Bolsonaro se convirtió en el primer expresidente de Brasil en ser condenado y sentenciado por un intento de golpe de Estado, un momento y una decisión altamente simbólicos en un país en el que los responsables de las interrupciones a la democracia y de las dictaduras nunca fueron juzgados por sus actos.
Para entender el panorama, Eleonora Gosman, periodista en Brasil dialogó con CNN Radio y afirmó que “hay dos temas, el estrictamente político y el judicial, ni uno ni otro fue cuestionado, ni por los sectores de poder ni por el Gobierno en Brasil ni siquiera por la propia población, es cierto que hubo una manifestación, poco numerosa, por pedir la amnistía de Bolsonaro pero no tuvo éxito”.
Igualmente ineficaces fueron las presiones internacionales. El hijo del condenado, el diputado Eduardo, se fue a Washington pero tampoco logró lo que esperaba: “El clan Bolsonaro, me refiero a sus hijos, que están involucrados en la política, buscaron apoyo en Estados Unidos y una suerte de castigo para Brasil si se daba la condena. Se generó un sentimiento nacional, que yo no lo recordaba, eso hizo que perdiera fuerza y eso hizo que se felicite la condena de Bolsonaro”, señaló Gosman.
Consultada sobre el impacto social, la periodista señaló que “fue muy seguido el tema, despertó interés interno y el problema que se generó es que hubo tanto ignorancia política por del lado del bolsonarismo que eso llevó a una gran parte de la población, el 70% para ser claro, a juzgar que Bolsonaro tiene que estar preso”, sentenció y agregó que “fue un error tratar que Estados Unidos aplicara los aranceles del 50% (esto tiene que ver con la imposición de grandes trabas al ingreso de productos brasileños en el mercado norteamericano) casi sin querer, Trump le dio una mano a Lula”, cerró.