Pero el impacto se multiplicó cuando el cardenal protodiácono Jean-Louis Tauran pronunció el nombre de Jorge Mario Bergoglio, el arzobispo de Buenos Aires. Así comenzaba el pontificado de Francisco, el primer papa latinoamericano y jesuita en la historia del catolicismo.
Desde el comienzo, Francisco dio señales de los cambios que deseaba hacer a través de señales fuertes. Una Santa Sede que no se pareciera tanto a una corte renacentista y más a una iglesia de puertas abiertas. Una Iglesia que fuese hospital de campaña -donde se curan las heridas antes que cualquier otra cosa.
Al día siguiente de su elección, Francisco fue al hotel en el que se alojaba a pagar personalmente la cuenta y anunció que no viviría en el Palacio Apostólico, una medida que apuntaba sobre todo a evitar el aislamiento.
Austeridad y cercanía a los fieles. Cárceles, hospitales, villas miseria, asilos de ancianos, campamentos de refugiados, son los sitios a los que a Francisco ha ido en cada una de sus salidas, tanto en Italia como en sus viajes al exterior. Es en otra escala lo mismo que hacía el arzobispo de Buenos Aires, incansable caminador de todos los barrios de su arquidiócesis, organizador de la pastoral villera, predicador incansable contra la trata…
Francisco hizo 47 viajes apostólicos fuera de Italia en estos 12 años, visitando 66 países, con una clara predilección por las periferias. “Hay que ir a la periferia si se quiere ver el mundo tal cual es”, suele decir. Su concepto de periferia es geográfico pero sobre todo existencial: por eso en cada viaje lava los pies de personas humildes o marginadas, visita los barrios carenciados, los hospitales, las cárceles…
En 2024, aun afectado por limitaciones físicas, hizo el viaje más largo de su pontificado: visitó Indonesia, Papúa Nueva Guinea, Timor Oriental y Singapur.
Visitó seis países que nunca habían recibido a un Papa: Birmania, Macedonia del norte, Emiratos Árabes Unidos, Irak, Bahrein y Sudán del sur.
En junio de 2015, impactó con su encíclica Laudato si’, sobre el cuidado de la Creación, mostrando una vez más la capacidad de la Iglesia para abarcar todas las realidades.
Estos mismos conceptos los retomó en su Encíclica Fratelli tutti, publicada en 2020, en la que critica tanto el liberalismo como el populismo.
Para el mundo, Francisco ha sido un líder y protagonista en la escena mundial, respetado y escuchado por muchos políticos.
Seguramente ahora, como dijo cuando cumplió diez años de papado, su deseo será el mismo. Parafraseando: “Para mis doce años de pontificado, regálenme la paz”.