Juntos, pero separados. Así se puede definir la situación de los hermanos Martín y Cristian Lanatta y Víctor Schillaci, que están alojados en la cárcel de máxima seguridad de Ezeiza, la Unidad I del Servicio Penitenciario Federal (SPF), pero no van a tener contacto entre ellos. Cada uno pasara sus días de encierro aislados de los demás internos en una celda de Resguardo de Integridad Física (RIF), que tienen mayores medidas de seguridad.
Así lo informaron a LA NACION fuentes calificadas de la investigación. Martín Lanatta, el primero de los recapturados, está alojado en un pabellón del módulo 3 o Unidad Residencial III, que tiene capacidad para 348 internos divididos.
Se trata de celdas individuales. Los calabozos conocidos como RIF están separados unos de otros. "Es imposible que tengan contacto entre sí. Es probable que ni los hermanos Lanatta ni Schillaci sepan dónde esta cada uno", sostuvieron las fuentes consultadas.
La Unidad Residencial III -o también conocida como módulo 3- tiene seis pabellones de alojamiento celular de 50 celdas cada uno y cuatro pabellones de alojamiento celular de 12 celdas cada uno.
Después de llegar a Ezeiza, Cristian Lanatta y Víctor Schillaci transitarán el mismo camino que hizo el primero de los recapturados: una visita al Hospital Penitenciario Central, para que se les realice un control general como se hace a los presos cuando ingresan en el penal.
Como pasó con el primero de los prófugos capturado, Cristian Lanatta y Víctor Schillaci serán vigilados por personal penitenciario seleccionado especialmente para custodiar y vigilar a los condenados por el triple crimen de General Rodríguez, un múltiple homicidio vinculado con el tráfico de efedrina a México.
En la Unidad I del SPF hay otros presos conocidos como el portero Jorge Mangeri, condenado por el homicidio de la adolescente Ángeles Rawson, ocurrido en Palermo; el ex baterista de Callejeros Eduardo Vásquez, que recibió una pena de 18 años de cárcel por el asesinato de su esposa, Wanda Taddei, y Mario Segovia, apodado el Rey de la Efedrina.
También pasa sus días en prisión en el mismo lugar que los hermanos Lanatta y Schillaci, Henry de Jesús López Londoño, un ciudadano colombiano que había sido señalado por el ex secretario de Seguridad Sergio Berni como el "criminal más importante del mundo".
Otro acusado relacionado con el peligroso mundo del narcotráfico es el ciudadano mexicano César Cornejo Miranda, de 44 años, apodado "Cha" o "Chacito", que fue detenido en una investigación de la jueza federal de San Isidro Sandra Arroyo Salgado. En esa causa se secuestraron en México más de dos toneladas de cocaína ocultas en transformadores eléctricos trifásicos. La magistrada vinculó a Miranda y a los otros apresados con el temible cartel de Sinaloa, liderado por el ahora capturado Joaquín Guzmán, "el Chapo".
"No hay posibilidad de que los hermanos Lanatta y Schillaci tengan contacto entre ellos y con los otros internos alojados en el mismo pabellón", afirmaron fuentes calificadas de la causa. Hoy es día de visita. Si no tienen impedimento judicial, los recién llegados a la cárcel de Ezeiza podrán recibir las visitas de las personas que estén registradas.
Antes de su traslado a Ezeiza, los últimos capturados, en un operativo de seguridad especial, fueron llevados de Santa Fe, donde fueron detenidos, a los Tribunales de Retiro, en Comodoro Py 2002, donde fueron llevados al despacho del juez Sergio Torres, que junto con los fiscales Diego Iglesias y Jorge Di Lello investiga la presunta colaboración y protección de una organización narco con los fugados del penal de General Alvear.
Como pasó con Martín Lanatta, la audiencia de ayer a la tarde fue breve. Cristian Lanatta y Schillaci también estuvieron representados por los abogados Elizabeth Gasaro y Humberto Próspero.
Lanatta explicó que no tiene baso y le funciona mal el hígado. Schillaci, en tanto, tiene fisurada una costilla y también pidió seguridad y protección porque teme por su integridad, sin haber dado demasiados detalles, según exlpicaron a LA NACION fuentes judiciales calificadas.
La seguridad de los Lanatta y Schillaci
Cuando Víctor Schillaci estuvo frente al juez federal Sergio Torres le dijo que tenía miedo. No es el único preocupado por su seguridad. En el gobierno de Mauricio Macri saben que los tres condenados por el triple crimen de General Rodríguez que el 27 de diciembre se fugaron del penal de General Alvear y estuvieron prófugos durante dos semanas, tienen mucho para contar y que su vida corre peligro. Por eso, el Gobierno tiene hoy dos preocupaciones que son, al mismo tiempo, dos objetivos: garantizar la seguridad de los detenidos y que la investigación sobre la fuga quede a cargo de la justicia federal.
Según pudo saber Clarín, tanto Schillaci como los hermanos Martín y Cristian Lanatta, dijeron que quieren colaborar, que quieren hablar y que quieren hacerlo ante el juez Torres. En efecto, uno de los abogados que los representa, Humberto Próspero, presentó ayer un pedido de inhibitoria para que las causas se unifiquen en el Juzgado Federal 12, a cargo de Torres.
La expectativa del Gobierno es que ese pedido avance y que los tres detenidos sean indagados por Torres, pese a que el magistrado no les imputó aún ningún delito. ¿Y qué investiga ese juez? El entramado de relaciones con la política y el narcotráfico que les permitieron a estos tres hombres no solo salir de un penal de máxima seguridad, sino también sortear todos los controles de la provincia de Buenos Aires para llegar hasta las rutas narco de Santa Fe. Pero hay más.
El testimonio de estos hombres es clave en otra causa que tramita en los tribunales federales y que lleva la jueza María Servini de Cubría, quien el lunes 18 retoma su actividad. Esa magistrada está a cargo de la investigación por el tráfico de efedrina en la que fue mencionado el ex jefe de Gabinete, Aníbal Fernández. El ex funcionario, sin embargo, nunca fue llamado a declarar, ni siquiera como testigo, por la jueza del Federal 1.
Por dilemas de competencias y definición del objeto procesal, no sería extraño que la causa de Torres termine unificándose con la de Servini de Cubría y sea la jueza la que avance en la pesquisa. Es más, el Servicio Penitenciario Federal notificaría a la magistrada sobre la detención de los Lanatta y Schillaci. No será el único mensaje que reciba. Uno de los hombre cercanos al presidente y señalado como puente de la Casa Rosada con Comodoro Py, Daniel Angelici, se habría comunicado con la magistrada para conocer el estado de la causa que complica a varios ex funcionarios de Cristina Kirchner.
Según informaron a este diario fuentes judiciales, en el marco de los más de 70 allanamiento realizados por la fuga –en la que ya intervienen cinco jueces y cinco fiscales diferentes: dos bonaerenses, uno federal porteño y otro federal santafesino– se recabó importante información sobre la red de relaciones que se esconde detrás de los condenados por el triple crimen.
Tanto en el Gobierno provincial de María Eugenia Vidal como en el de Macri están decididos a “ir a fondo en la investigación de cómplices y ayuda” que recibieron los prófugos. Están convencidos que el testimonio de los detenidos y el entusiasmo de un sector de la justicia por recuperar, a la luz de las nuevas circunstancias, algunas pruebas a las que en su momento no se les prestó tanta atención, generarán avances en causas clave que complican a funcionarios de la ex presidente Kirchner.
En la justicia provincial, donde la causa principal la lleva el fiscal de Azul, Cristian Citterio, dicen no tener claro todavía que los prófugos hayan recibido apoyo de una red narcocriminal. Tampoco que hayan sido ayudados por estructuras políticas bonaerenses en la fuga. Habrá que esperar el testimonio de los detenidos. El miércoles, Citterio volvería a Ezeiza para tomar indagatoria a Lanatta y Schillaci.