La consigna de la primera Marcha del Orgullo en 1992 reclamaba “respeto que caminan los gays y las lesbianas por las calles argentinas” y hoy, a 40 años de democracia y en un contexto de discursos negacionistas del candidato presidencial de la derecha, las personas LGBTIQ+ marchan porque “están en peligro los derechos de toda la sociedad”, dicen activistas que hacen un recorrido histórico y actual de esta convocatoria festiva.
Manu Mireles de la Mocha Celis, Sasha Solano de Red Diversa Positiva y el periodista Lucas Fauno Gutiérrez, reflexionan en una entrevista con Télam sobre la importancia de las marchas y, en particular por la coyuntura electoral, de la movilización de este año.
¿Qué es el orgullo? ¿Qué significa esta marcha en particular a pocos días del balotaje? A 40 años del retorno de la democracia, ¿qué deudas tiene el Estado? Son algunas de las preguntas que responden
Mireles, cofundadora y secretaria de la asociación Mocha Celis, docente de las universidades de Buenos Aires y Tres de Febrero, define la marcha como “un momento para celebrar la democracia”.
Fauno Gutiérrez, periodista y escritor, quien también se presenta como “activista, puto y persona que vive con VIH” entiende esta fecha como una instancia de encuentro y un espacio en el que se comparte “a toda una sociedad nuestra existencia y nuestra existencia es política”.
Para Solano “es volver a recordar siempre y reivindicar nuestros derechos que hemos venido ganando desde aquel 1992 cuando se impulsó la primera marcha en Argentina”.
Esa primera marcha fue en julio de 1992 con Carlos Jáuregui (1957-1996), fundador de Gays por los Derechos Civiles (Gays DC) César Cigliutti (1957-2020), Gustavo Pecoraro, Alejandro Modarelli y Marcelo Ferreyra, articulando su lucha con lesbianas, trans y travestis.
A partir de allí, el concepto "orgullo" unificó a todas las identidades bajo la consigna "Libertad, Igualdad, Diversidad".
Ese julio, 250 personas enmascaradas marcharon por el microcentro porteño desde Plaza de Mayo hasta el Congreso, al canto unísono de "Respeto que caminan los gays y las lesbianas por las calles argentinas".
Ahora, en 2023, las máscaras no son para preservarse de represalias, algunas personas las usan como parte de los atuendos festivos, acorde a los colores de la marcha.