Alrededor de unas 20 mujeres realizaron esta tarde una protesta frente a la morgue judicial de Río de Janeiro, en reclamo de la entrega de los cuerpos sin vida de sus familiares que fueron asesinados a principios de esta semana por la policía civil y militar, en el marco de un operativo contra Comando Vermelho, una banda del crimen organizado con fuerte presencia en Brasil, en los complejos de las favelas Penha y Alemão. Las manifestantes, quienes cortaban la circulación de la avenida, fueron reprimidas por las fuerzas de seguridad cariocas con palos y gas lacrimógeno.
 "Ya pasaron tres días. Solo queremos identificarlos y llevarlos a nuestras casas. Estamos cansadas", vociferó una de las mujeres, en diálogo con Adrián Salonia, el cronista de C5N presente en Río de Janeiro.
 En la protesta también estuvieron presentes diferentes referentes de la política local, ya que denunciaron que el operativo ordenado por el gobernador de Río de Janeiro, Cláudio Castro, fue una masacre.
 "Estamos en un momento en que la comunidad perdió a sus familiares porque fueron asesinadas más de 150 personas entre 15 y 30 años. Solo fueron entregados 60 cuerpos. Es la mayor tragedia de la historia de Brasil", aseguró Reimont Luiz Otoni, presidente de la comisión de Derechos Humanos del Congreso de Diputados.
 "Las autoridades del Estado están diciendo que la operación fue un éxito, pero la verdad es que fue un fracaso", sostuvo Otoni.
 Una de las mujeres que protagonizó la protesta frente a la morgue judicial de Río de Janeiro aseguró que le mataron a su hijo de 19 años y denunció que "la policía le cortó la cabeza y la exhibió como un trofeo".
 Por otra parte, los cuerpos de los cuatro policías muertos durante el operativo desplegado en los complejos de Penha y Alemão ya fueron entregados a sus familiares y hasta pudieron realizar el correspondiente velatorio.
 Finalmente, la policía militar de Río Janeiro les tiró gas lacrimógeno a las mujeres, quienes perdieron a sus seres queridos en el operativo del martes y reclamaban que les entregaran sus cuerpos, para dispersarlas y liberar el tránsito frente a la morgue judicial. También hubo golpes con palos y corridas.