"El problema es que no estamos en un nivel de tecnología que sería a pensar como una herramienta para los humanos, tenemos que comprender que ese nivel de tecnología está cambiando el mundo. Estamos tan fascinados que no paramos para darnos cuenta qué es lo que ha cambiado", indicó.
Y continuó: "La hipótesis de la mayor parte de los investigadores es que lo que ha cambiado no es que tenemos herramientas potentes para nosotros, sino que la alta tecnología transformó profundamente al mundo y que este nuevo mundo para los organismos vivos y la cultura está complicado".
Eso en neurofisiología se llama la delegación de funciones, yo delego funciones corporales o cerebrales hacia la máquina. La macroeconomía y todos los gobiernos actuales, incluido el de Milei, apuestan a la inteligencia artificial y en realidad ningún humano decide nada. Eso en neurofisiología se llama la delegación de funciones, yo delego funciones corporales o cerebrales hacia la máquina. La macroeconomía y todos los gobiernos actuales, incluido el de Milei, apuestan a la inteligencia artificial y en realidad ningún humano decide nada.
"Nuestra utilización de la inteligencia artificial está haciendo que nosotros como seres nos asentemos cada vez más de nuestra existencia, que estemos funcionando y estamos fascinados de funcionar bien, pero la verdad es que la vida, la existencia no es funcionar bien, la existencia es estar ahí, equivocarse, desear. Hay un montón de coordenadas que con esta delegación de funciones estamos dejando atrás", añadió.
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Miguel Benasayag: “Hay una fascinación total por la tecnología, pero sin reflexión". Foto: Cubadebate
El cerebro frente a la inteligencia artificial
El especialista aseguró que mientras más uno delega funciones, más se simplifica el cerebro e inclusive hay ciertos núcleos que se atrofian: "Hasta ahí estamos maso menos todos de acuerdo, luego hay interpretaciones diversas. La interpretación mayoritaria es la que dice esto es así, estamos en momento histórico donde el cerebro humano no se ocupará de las mimas cosas que se ocupaba".
La otra interpretación es la mía y dice que esto es un problema porque la vida es una cuestión de cuerpos, de cuerpos que desean, que comen, que tienen ideas, que aman, que odian. La vida es una cuestión mucho más compleja que ningún tipo de cálculo puede sustituir, pero el problema es que justamente hay una sustitución aceleradísima. La otra interpretación es la mía y dice que esto es un problema porque la vida es una cuestión de cuerpos, de cuerpos que desean, que comen, que tienen ideas, que aman, que odian. La vida es una cuestión mucho más compleja que ningún tipo de cálculo puede sustituir, pero el problema es que justamente hay una sustitución aceleradísima.
"Vivir es estar en contacto con un medio, con un ecosistema, con una historia y esta unificación donde estamos todos con la misma interface y la realidad que está a nuestro alrededor se transforma en secundaria con respecto a nuestra relación con la máquina, eso me parece que es un problema", agregó.
El algoritmo como nueva forma de colonización
"La colonización algorítmica del mundo no es una casualidad, es una colonización en el sentido más concreto de lo que es colonizar, que es eliminar la diversidad para imponer un punto de vista, un modo de existir, de funcionar y atrás de esto hoy por hoy el mundo algoritmo está toralmente inherente al neoliberalismo", explicó.
Y concluyó: "Yo creo que sería posible descolonizar, desapropiarse de lo algorítmico poco a poco. Hay que resistir a esta colonización desarrollando prácticas de vida, hay que hacer que los chicos no creen dependencias hacia las máquinas porque son toxicómanas para el cerebro y para eso lo que hay que hacer es abrir la ventana, es decir que los chicos, la personas no tengan una relación unidireccional con la máquina, hay que empezar a diversificar nuestras prácticas".