La docente de la Facultad de Filosofía y Letras e investigadora de la Universidad Nacional de Tucumán, Daniela Wiede, investiga la participación que los docentes tuvieron en los momentos previos a la última dictadura en Argentina.
LV12 se comunicó con Wiebe quien habló sobre su trabajo de investigación en detalle: “yo me preguntaba a partir del asesinato del 24 de marzo, a dos maestros en la sede de ATE, dos hermanos, Isauro Arancibia y Arturo Arancibia, los dos son acribillados a balazos en la sede gremial por fuerzas civiles y policiales. Ese asesinato es un icono de cómo se ataca a ese sector, por eso yo me pregunté qué participaciones habían tenido previamente en los convulsionados años 60 los docentes y el magisterio tucumano para explicar esa situación”, dijo.
Para poder conocer el rol de los docentes en los momentos previos, Wiede se remontó al gobierno de Celestino Gelsi, entre los años 1958 y 1962, allí encontró que “ATEP se organiza y se fortalece mucho más en los años ´50” cuando a partir de una célebre huelga en el año ´59 el Magisterio tucumano y las maestras comienzan a salir a las calles. El dirigente de la organización que comienza a cobrar fuerza es Isauro Arancibia, uno de los dos hermanos docentes asesinados el 24 de marzo de 1976. En aquél entonces, Arancibia se convierte en un importante dirigente social y político en la provincia de Tucumán.
"Un tiempo después en la dictadura del año '76, que se autodenomina Revolución Argentina, que fue muy cara para la historia local porque es la dictadura que cierra los ingenios azucareros, en ese contexto podemos ver como los docentes ya fortalecidos en su organización salen a la calle de nuevo y se oponen a muchas de las películas de la dictadura".
El rol del maestro, siempre ligado a la población se vio afectado indirectamente por el cierre de los ingenios azucareros en la provincia de Tucumán y eso los llevó a salir a las calles en reclamos de la situación: "la escuela y el maestro en términos de crisis, la educación en términos de política educativa, de infraestructura edilicia de las escuelas y demás también se vio afectado y en particular, las condiciones laborales de los docentes, se fueron deteriorando en un contexto de crisis. En ese sentido, como están organizados no son diferentes a los levantamientos obreros y estudiantiles que se van dando”.
Si bien sus formas de manifestación no eran explícitas, se hacían oír a través de las críticas hacia algunas políticas y medidas represivas. Es entonces, que el año 1968 “empiezan a participar más activamente”.
En lo que respecta a la reforma educativa en el gobierno Onganía en 1968, que apuntaba principalmente contra la educación pública y daba “más lugar a la educación privada”, los docentes se reivindican oponiéndose a la reforma junto con trabajadores de otros sindicatos. Es así que el gremio ATEP se convierte en “sede de ese congreso en los años '70 a donde vienen sectores distintos, sectores obreros y otros tipos de organizaciones que defienden educación pública”, en un época en donde el “pensamiento crítico se ve muy fortalecido en los distintos sectores” y que se ve reflejado en el ministerio y “que se traduce en esos docentes que trabajaron en por la mejora de la sociedad”.