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San Martín se sumó a la concientización de donar órganos

El plantel de San Martín compartió una jornada junto a Héctor "Etín" Manca, deportista trasplantado, sobre la importancia de la donación de órganos en el país.

San Martín tuvo una nueva jornada de entrenamiento en la mañana del Complejo Natalio Mirkin. El grupo se prepara para enfrentarse a Alvarado pero hoy se sacaron la camiseta roja y blanca para ponerse la de la donación de órganos.

Este jueves se hizo presente Héctor "Etín" Manca, deportista trasplantado de nuestra provincia para poder compartir junto al cuerpo técnico y plantel el mensaje acerca de la campaña que viene promoviendo hace casi 20 años.

"Esto es muy importante. Que una institución tan importante como San Martín se plegue al mensaje de mi campaña significa un montón", aseguró Manca.

La realización de este trabajo fue gracias al nexo de Nicolás Sansotre y la prensa de la institución. El lateral y el ciclista charlaron luego de la práctica y conocieron la historia del otro acerca de este tema tan importante en nuestro país.

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(FOTO: PRENSA SAN MARTÍN)

(FOTO: PRENSA SAN MARTÍN)

La historia de "Etín"

La historia de Héctor Etín Manca es la de miles de argentinos que esperan la oportunidad de ser trasplantados. Manca fue diagnosticado a los 34 años, en 1996, con una enfermedad hepática grave tras una descompensación severa por una hemorragia digestiva alta.

A Héctor lo trasplantaron en el Hospital Italiano de Buenos Aires. El doctor Santibáñez estuvo a cargo de la operación. El médico fue el primero en realizar trasplante de hígado en Argentina. El ciclista y promotor de la donación de órganos sufría una enfermedad muy rara, la enfermedad de Wilson por la que su hígado no producía una enzima encargada de metabolizar el cobre que está presente en muchos alimentos. Se trata de una enfermedad congénita no hereditaria y no trasmisible. “Pese a que la tenía desde siempre, me la diagnosticaron a los 34 años”, afirma. El hígado de Manca estaba muy comprometido. Su estado era irreversible ya que padecía una cirrosis de grado avanzado. “Ahí me di cuenta de que la ciencia médica es cada vez más precisa”, afirma Manca y agrega “Los médicos me dijeron que mi hígado tenía una vida útil de entre siete y diez años”. Cumpliendo con la predicción médica en 2003 el órgano entró en crisis.

Manca se acerca a la parte más dramática de su historia, y lo hace con decisión. “Estaba internado y me pasaban sueros y albúmina. Me entero que la provincia no podía conseguir un avión sanitario para trasladarme a Buenos Aires. Tomé una decisión, en realidad, una locura Me desconecté la albúmina y el suero”, relata y continúa “Me escapé del sanatorio, tomé el primer colectivo a Buenos Aires. Fue el viaje más largo de mi vida. Fue el viaje de la vida. Cuando llegué los médicos no se explicaban cómo estaba con vida”. En abril del 2003 Manca ingresó a la lista de emergencia del Cudaio, en junio se descompensó y tuvo que someterse a una encefalopatía. “Hice fiebre hepática. En ese momento llegó mi ángel. Y después de diez años me siento bien”, concluye sin dramatizar.

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