Para sorpresa de muchos, el Xeneize cambió su manera de jugar, se replegó demasiado, mostró un equipo largo y casi ni pateó al arco defendido por Lucas Hoyos. La elección táctica de Sebastián Battaglia no funcionó y algunos jugadores estuvieron desconocidos en el campo. Para colmo, se lesionó Marcelo Weigandt y debió ser reemplazado debido a un problema en su hombro derecho.
El Fortín, sin tanto brillo, fue superior debido a su propuesta inicial. Con Thiago Almada moviéndose por todo el frente de ataque, el local empezó a crecer y a los 38' encontró el primer gol del partido tras un excelente remate de Federico Mancuello, quien llegó por izquierda y la mandó a guardar. Golpazo para los de la Ribera, alegría absoluta para la V Azulada.
Boca, obligado a mostrar algo más en cuanto a lo futbolístico y lo actitudinal, avisó en el inicio del complemento y tuvo una clara en la cabeza de Luis Vázquez. Fue, quizá, la primera vez que la visita juntó cuatro pases consecutivos. Battaglia movió el banco y mandó a Norberto Briasco y Aaron Molinas a la cancha, en lugar de Cristian Pavón y Juan Ramírez.
Vélez bajó un cambio, pero jamás se fue del partido ni se vio sobrepasado por los de azul y oro. Lucas Janson tuvo un cabezazo que pudo haber sido el 2-0 parcial, pero la bola salió desvíada. Mauricio Pellegrino pidió intensidad desde afuera y también realizó modificaciones para mantener las formas.
Pese a la intención de Molinas, el único capaz de hacer jugar a sus compañeros y formar algunas sociedades, Boca se mostró demasiado desdibujado y dejó una pálida imagen en Liniers. Sobre el cierre, Vélez sacó un contragolpe y liquidó el pleito tras un zurdazo bajo de Cristian Tarragona: 2-0 y locura total en el barrio de Liniers para celebrar un triunfo que no se daba desde hace seis años.