Como cada vez que ocurre algún hecho de impacto mundial, que hace tambalear a los mercados, el oro se transforma en un refugio para los inversores. Así quedó en evidencia el lunes pasado. Con las noticias de que el coronavirus se había cobrado las primeras víctimas fatales en Europa, los principales activos en el mundo se desplomaron. Menos el “noble” metal: el precio en Estados Unidos trepó un 2,8%, a u$s1.688,66, su techo desde enero de 2013.
Ayer, luego del temporal, el valor cedió. Aunque sólo un poco. El oro al contado perdió alrededor de un 1%, a u$s1.644,40 por onza. Los futuros del oro en Estados Unidos, en tanto, cerraron con un descenso de 1,6%, a u$s1.650. “Es simplemente una pausa en medio de un repunte”, sostuvo el analista norteamericano David Meger, director de comercio de metales de High Ridge Futures, que agregó que los inversores tomaron ganancias después del “dramático aumento del lunes”.
“Es un activo refugio. En un momento de turbulencia, muchos inversores mudan sus inversiones a ese activo. De hecho, ya ha venido subiendo. Quizá presagiando una toma de ganancias inminente, un cambio de tendencia en las acciones que en Estados Unidos estaban en récord hasta hace dos días. Lo que no quiere decir que va a subir todos los días de forma lineal”, señaló el analista Christian Buteler.
“El oro es un activo de cobertura, es como si compraras un seguro y estás pagando la prima. En tiempos de turbulencia o volatilidad económica, esa prima se ejerce y te cubre. Aunque no recomendamos algo desmedido dentro de cada portafolio”, graficó un trader. La opción del oro, remarcó otro, sirve de “protección para las carteras”.
En resumen, es un activo preciado en épocas de incertidumbre, que otorga tranquilidad a los inversores tanto en el largo como en el corto plazo. Los expertos sostienen entre sus ventajas principales la capacidad de proteger contra la inflación y la devaluación, a la vez que es aceptado en cualquier parte del mundo. Si se analiza la curva de rendimiento del metal, se pueden observar los picos en los momentos de mayor tensión: ocurrió el año pasado en medio de la crisis comercial entre Estados Unidos y China, y también a principios de este, cuando EE.UU. bombardeó a Irán (alcanzó, en ese momento, su techo desde 2013 que fue superado el lunes).
Alrededor del 20% del total de la demanda mundial de oro se destina a lingotes y monedas de inversión, mientras que el 10% lo adquieren los bancos centrales del mundo: el segundo ítem podría ser argumento suficiente para volcarse al metal dorado, de acuerdo con la visión de los especialistas. El 70% restante está destinado a la industria joyera y la tecnología.